lunes, septiembre 12, 2005

LA ETERNIDAD ERA ESTO

Recuerdo que antes me habían llevado al cine Los Ángeles a ver películas de Disney. Supongo que La dama y el vagabundo o La bella durmiente, no sé. No tengo una imagen clara de cuándo fue pero sí. Sin embargo lo que quedó de esa salida de diciembre de 1977 guarda hoy una intensidad notable -no sé si fiel a los hechos o no- tal vez a fuerza de ser evocado una y otra vez ¿Los recuerdos crecen, se alimentan, se incrementan, se potencian en cada visita? ¿o es lo que queda una memoria falsa, una construcción más ficcional que las que todos los días reconfiguramos, una capa de sedimentos mnemónicos superpuestos basado en repeticiones, de variaciones innúmeras e involuntarias? En mi memoria llegamos al cine San José de Flores, hoy un templo de la Iglesia Universal del Reino de Dios, uno más. Andamos por Flores por necesidades comerciales o algo así porque vivíamos en Once. Es de tarde, en vacaciones, es verano y está soleado. Entramos a la sala tarde con la función ya comenzada (sabelo, L., eso no te lo voy a perdonar nunca) y un chico rubio, vistiendo un atuendo entre camisa blanca hippie y casaca de karateca habla con un robot dorado metido en aceite y una especie de lavarropas chiquito, con patas, parado enfrente. Lo que vino después me afectó mucho pero esa primera imagen en la pantalla, mientras avanzo junto a mi madre y mi hermana por el pasillo lateral izquierdo de la sala, me causó una impresión todavía hoy indeleble.

Me acuerdo de antes, de un módico paseo en bicicleta -girar y girar en un patio por entonces enorme- bajo goterones de lluvia, levantando la cara hacia el cielo para que me dieran de lleno en las mejillas, los párpados, los labios y el olor-a-tierra-mojada invadiéndome la nariz y el cerebro todo a tal punto de no poder evitar hoy, casi treinta años después, abrir la ventanilla del colectivo apenas se larga y sacar media cabeza y cerrar los ojos para tomarme el túnel del tiempo con una sola inspiración profunda ¿Cuánto duró, objetivamente, esa eternidad?

Por simple yuxtaposición de cine y lluvia: After Life de Kore-eda. Que ese sea el recuerdo de mi eternidad.

7 comentario(s):

Blogger JuanCo supone...

Ficcionalista: ¿Se da cuenta que cuándo lo deja fluir Ud. es grosso?

13 septiembre, 2005 11:19  
Anonymous Anónimo supone...

Siempre sostuve que Star Wars es la película que me desvirgó los ojos. Apuntándome a la consigna del film de Kore-eda, mis recuerdos tendrían que ser:
1- mi mamá esperándome a la salida del jardín con un paquete de figuritas y el album de la serie del Increíble Hulk de Bill Bixby & Lou Ferrigno.
2- entrar por mi viejo en un partido de fútbol soltero vs. casados -clásico de clásicos- y convertir el gol de la victoria.
3- leer con mi hermano crónicas marcianas y la naranja mecánica cuando no sonaba la Z95 y no se podía ver la tele por los cortes programados de luz
4- el cantante de simple minds dándonos su bendición en el estribillo de "Santify yourself"
5- mi llanto en la oscuridad del microcine vigo en ayacucho y tucumán durante el final de "The Straight Story" de David Lynch.
Doy gracias por tener recuerdos para elegir.
Doy más gracias por tener ya mis tres momentos con mi mujer y mi hijo.

13 septiembre, 2005 14:56  
Blogger mer supone...

Qué lindo. Yo creo que somos muchos los que fuimos marcados por la guerra de las galaxias.

Mis recuerdos son del cine de Adrogué, también devenido templo evangelista. Me acuerdo de que mis viejos nos dejaban en la puerta y nos iban a buscar a la salida, y entonces nos sentíamos "grandes" porque íbamos al cine solos. Siempre eran por lo menos dos películas en continuado, con un intervalo para comprar los corazoncitos dorins y el maní con chocolate de la cajita amarilla.

16 septiembre, 2005 21:33  
Blogger efe supone...

Generacional. Vidas paralelas. Los Dorin's eran ricos pero el maní era espantoso.

17 septiembre, 2005 12:10  
Anonymous Anónimo supone...

Yo no vi Star War en el cine hasta su reestreno hace pocos años. Si sumo eso a que hace poco me preguntaron cuáles eran los discos predilectos de mi infancia y yo contesté EN LUNFARDO de Edmundo Rivero y TROILO-GRELA, sospecho que nunca fui un niño... tal sospecha me preocupa.

17 septiembre, 2005 16:02  
Anonymous Anónimo supone...

Hay que tener cuidado al sacar la cabeza por la ventanilla -asesina- del colectivo. Desgracias, vidas cambiadas han sucedido por tal accidente. Dígole que luego de eso no es más eterno, ¿o cree en la vida después de la muerte?

En eso estamos. Juntando eternidad entre mortales.

18 septiembre, 2005 22:33  
Blogger mer supone...

el maní era espantoso??????
por favorrrrrrrrr

dios le da gatos al que no tiene criterio
:P

19 septiembre, 2005 23:51  

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