domingo, junio 28, 2009

mañana de domingo

Como casi todos los domingos, compre mis diarios y me fui a desayunar al bar de siempre. Se notaba un movimiento fuera de lo común. Los habitués no estaban en sus mesas de costumbre y se veían caras extrañas: personas que se habían acercado a compartir un café con familiares y parejas después de haber ido a votar temprano. En general, siempre hay mucho lector del gran diario argentino y algunos otros pocos de la tribuna de doctrina. Las charlas que acostumbro oír en ese contexto son las de repetidores de títulos de las corporaciones mediáticas; mucha señora mediopelo indignada con la Cristina y mucho viejo medio garca preocupado porque el barrio se le llena de extranjeros no precisamente franceses y canadienses.

Bueno, la cosa es que entre todos esos circunstanciales visitantes se escuchaban otras conversaciones. En una mesa, una pareja acompañada de quien bien podría ser una tía de él o de ella, se hablaba de cómo seguir la tendencia en Ramble Tamble y de ciertas desgracias por las que había pasado en la mañana el gobernador de Chaco. Mientras, en una mesa a mi lado, casi mi espalda, una elegante y muy casual chica bien de unos 42 nuevos y bien llevados (por lo que me pareció entender en una de sus innumerables llamadas a su celular, al parecer con motivo de su cumpleaños), conversaba con su padre, un señor muy bien trazado. En contradicción abierta con mi prejuicio, en un momento, se entregó a una encendida perorata de por qué, frente al avance no sólo nacional sino también internacional de la derecha, ella había votado, aun con las reservas del caso y con la esperanza de no sentirse decepcionada en el futuro, por defender la continuidad de éste proyecto y modelo.

Dos sorpresas en la mañana. Dos gratas.

Yo salgo en minutos a emitir sufragio. Salgo con la esperanza de que, tal vez, frente a tanta operación política de los grandes medios y tanta indignación del mediopelo, los números finales sean mucho más edificantes y esperanzadores que los que -desde pantallas, parlantes, papel prensa y monitores- estuvieron dibujando.

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jueves, junio 25, 2009

chau, Andrés


Andrés Cascioli
(1936 - 2009)

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goodbye angel

Farrah Fawcett
(1947 - 2009)

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sábado, junio 20, 2009

vergüenza

"La emisora ha continuado brindando una programación que en forma descarada satisface únicamente el interés político y el oportunismo de los gobernantes de turno, especialmente en lo que atañe al contenido informativo de las emisiones."


Es verdad…

Volvamos urgente al ATC de Sofovich, gato y manzana para todo el mundo.

Hijos de puta ¿no se les cae la cara?

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lunes, junio 15, 2009

Carta abierta a la ciudadanía

Estimado compatriota: sé que a usted no lo van a engañar los diarios, ni la pantalla televisiva, ni las radios manejados por poderosos grupos económicos. Sé también que está informado de que De Narváez gasta $867.000 por día en su campaña electoral y además, tengo la certeza de que a usted no le convencen “los versos” que pregona la mayoría de los políticos en declinación. (También usted advirtió, seguramente, que el abogado defensor de De Narváez en el caso de la efedrina es Mariano Cúneo Libarona, quien casualmente es el penalista que defiende a Menem en los juicios por sus negociados.) ¿Cómo no lo va a saber si usted pertenece a la clase media de la Ciudad de Buenos Aires que lee diarios y mira televisión?
Le escribo estas líneas porque sé también que a usted le molestan algunas cosas del kirchnerismo, o muchas. Le confieso que también a mí me dejan insatisfecho algunos aspectos de esta gestión.

Se lo repito, aunque usted sabe bien quiénes son “los otros”: los peronistas Menem y Duhalde, los radicales que estuvieron con De la Rúa, el gran consorcio empresario de los Macri y el multimillonario que encubre las aspiraciones de Duhalde pues, como usted sabe, De Narváez no puede ser presidente porque no es argentino nativo. Y hasta algunos “videlistas” como la “procesista” Cecilia Pando, fervorosa representante de los represores y admiradora de Duhalde, es decir, De Narváez.

Son los que quieren volver a la Corte Suprema en manos de jueces corruptos como en el 2000, a las humillaciones de la Argentina sometida a “relaciones carnales” con los Estados Unidos como en 1998 y subordinada a los planes recesivos del Fondo Monetario Internacional, así como al incesante crecimiento de la deuda externa, con Cavallo y compañía.

Se acuerda, ¿no es cierto? cómo subía todos los días el riesgo país, y los intereses, y el saqueo… Quieren volver a entregar a los financistas especuladores el manejo de los aportes jubilatorios, volver a la libre importación que destruyó gran parte de nuestra industria y provocó la desocupación, de donde surgió la delincuencia y la inseguridad que todavía sufrimos.
¡Cómo no se va a acordar! Usted, comerciante minorista que estaba la mayor parte del día con los brazos cruzados esperando clientes que no llegaban en aquella época desgraciada; usted, joven con inquietudes, que estuvo tentado de sumarse a las colas ante las embajadas de España e Italia, junto a tantos amigos que veían cerrados sus horizontes en nuestro país. Y usted, víctima de los negociados de Menem, que llegó a explotar un cuartel para que no se pudieran contar las armas que se habían vendido ilegalmente, o estafado por De la Rúa, “el moralista” que sobornó a los senadores para sancionar la Ley de Flexibilidad Laboral. ¿Se acuerda de esa ley? ¿Se acuerda de los contratos basura?

Todos ésos son los responsables de aquella Argentina hundida en el fango, en la miseria y la corrupción… y de los cinco presidentes en una semana, ¿se acuerda? Y del corralito y el corralón, cuando tuvimos que salir a la calle, con las cacerolas, para reclamar “que se vayan todos”.

¡No me diga que no se acuerda! Búsquelos en las listas de la oposición. Algunos aparecen, otros están escondidos detrás de De Narváez y de Michetti, mientras Menem y Duhalde ya se frotan las manos pensando que algunos confundidos van a votar a sus títeres y hasta los amigos de De la Rúa se preparan para rebajar, de nuevo, sueldos y jubilaciones, como en aquella época, cuando López Murphy propuso rebajar a la mitad el presupuesto de Educación y Salud para arreglar la economía.

¿No me diga que se olvidó? No puedo creerlo. Aquello no va más y usted lo sabe. No lo van a engañar con las pavadas de si Cristina cambia o no de cartera todos los días o si Kirchner vocifera en vez de persuadir. A ellos les molesta el Gobierno por sus aciertos y no por sus errores, y prometen una Argentina venturosa, cuando tienen el proyecto de volver a los ’90.
Porque aquí, mi amigo, se están jugando cosas mucho más importantes que las chicanas que maneja la oposición, precisamente porque no puede desnudar públicamente su proyecto de regreso al pasado: que si el Gobierno no hace reuniones de gabinete, que si Néstor influye sobre Cristina y otras “zonceras” en las cuales usted y yo no podemos detenernos cuando la cuestión central reside en cómo nos defendemos de la crisis mundial que va alejar de nuevo a los clientes de los comercios, que va a cerrar los horizontes de los jóvenes si vuelven los responsables de que la Argentina estallara en el 2001.

Con algunas caritas nuevas –juveniles porque tienen tatuaje– ellos quieren tapar su proyecto nefasto: por eso no se sabe si son estatistas, fondomonetaristas, latinoamericanistas, ni siquiera si son democráticos o no, porque lo que son es el pasado, aquel que usted y yo vivimos, desde el ’74 hasta el 2003, cuando ellos gobernaban a favor de los grandes consorcios y de los grandes bancos.

Usted sabe, porque está informado, que desde el 2003 se ha bajado la desocupación y ha crecido el Producto Bruto como nunca en nuestra historia y que se vive mejor, aunque el conflicto con el campo desató inflación –más allá de que el INDEC intentase ocultarla– pero que ahora está más o menos controlada.

Usted sabe también, porque no es zonzo, que la Sociedad Rural no salió jamás, en toda su historia, ni tampoco ahora, a defender la democracia y el bienestar del pueblo, sino a proteger sus vacas y sus reproductores que valen millones, así como sus cuentas bancarias en el país y en el extranjero; que se trata de un reducido grupo de grandes terratenientes y sojeros a quienes sólo les interesa exportar y cuanto menos coman los argentinos, mejor, porque hay más mercadería para vender afuera, mientras tienen a los peones “en negro”.

Yo sé que usted entiende todo esto, pero le doy este alerta porque, después, los males los pagamos todos… Usted sabe bien que tenemos que terminar con la necedad de De la Rúa y la viveza de Menem y Duhalde. Y también sabe que todos queremos un país mejor para nuestros hijos y nuestros nietos, pero los que destruyeron lo que íbamos construyendo vienen ahora con “el verso” de un mundo mejor cuando siempre fueron la expresión de un mundo peor.

Este Gobierno, con sus limitaciones, y desaciertos, abre sin embargo un camino. Apóyelo por sus aciertos, sin por eso dejar de criticar sus errores, y empújelo hacia las transformaciones necesarias que urgen en nuestra Argentina.

Hay lo que hay, estimado amigo, y de todo lo que hay, no vote por el pasado. Yo sé que usted no va a jugar con fuego: porque ya otras veces ha sucedido que por creer que se vota lo mejor, se destruye lo que es más o menos bueno y volvemos a lo que es decididamente muy malo. En sus manos está el destino de la Argentina. Estoy seguro de que lo comprende

Sería catastrófico que si se equivocan muchos, en el futuro, tengamos que llorar juntos.

Norberto Galasso

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sábado, junio 13, 2009

CLARIN MIENTE

“Escribimos para expresar nuestra objeción, en los términos más duros posibles, a la nota “El gobierno busca el apoyo del Tesoro Norteamericano”, que apareció el 12 de junio en la edición de Clarín. Las citas textuales atribuidas son absolutamente falsas y fueron publicadas sin estar basadas en la verdad.

Estamos totalmente en desacuerdo con la malinterpretación de nuestra conversación con representantes de la Unión Industrial Argentina (UIA). De hecho, valoramos enormemente la fuerte relación que tenemos con el Gobierno de Argentina, el que está basado en objetivos compartidos, valores e intereses comunes.

Nuestras dos naciones desarrollaron una relación positiva y productiva construida sobre nuestro compromiso compartido por los valores de la democracia y derechos humanos. Nuestras relaciones cubren un vasto ámbito de áreas de mutuo beneficio, incluyendo seguridad regional, contra terrorismo, interdicción de drogas, no proliferación y misiones para el mantenimiento de la paz de Naciones Unidas.

Hemos reiterado públicamente, nuestro deseo de mantener y de fortalecer esas relaciones, y de aumentar la cooperación en áreas de educación, energía renovables, y ciencia y tecnología. Nuestro compromiso de hacerlo, es manifestado en nuestro diálogo de alto rango, el cual resultó en cuatro acuerdos bilaterales y nuestro continua cooperación en tales foros multilaterales como Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y el G20. Nuestro encuentro con la UIA, a su pedido, proveniente de nuestro deseo de buscar lazos más fuertes con la comunidad de negocios de la Argentina.

De hecho, nosotros planeamos viajar a la Argentina en los próximos meses para continuar estas discusiones con el gobierno y el sector privado, las cuales apuntan a fomentar oportunidades para compañías argentinas y estadounidenses, en el medio de la crisis económica global. Nuestro deseo de desarrollar lazos más cercanos con el sector privado argentino y las organizaciones civiles, es un natural complemento de las acciones que venimos tomando para reforzar y expandir nuestra relación existente y fuerte con el Gobierno de Argentina.

Tenemos una relación de largo tiempo con Clarín, un periódico de gran reputación y bien establecido, y nos sentimos defraudados ante el hecho de que no hubo ningún intento de contactar a los participantes de Estados Unidos para confirmar las citas atribuidas a ellos. Esperamos que esta práctica sea corregida en el futuro”.

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miércoles, junio 03, 2009

exabrupto

No lo voy a pensar demasiado. Sale así, queda así. Hay algunas cuestiones sobre las que me veo en la necesidad de decir algo, de compartirlo.

Hace unas semanas estaba bastante seguro -casi completamente, podría decir- sobre mi voto del próximo 28 de junio; hoy no es así.

Estoy cansado de escuchar barbaridades: en mi lugar de trabajo, entre la gente que conozco bien y a la que quiero, en los colectivos. No voy a quejarme de nuevo sobre los contenidos difundidos por la enorme mayoría de los medios de comunicación. Hace rato que decidí leer Clarín sólo para saber cuál es el enfoque de la nueva campaña de difamación, de desinformación, de deformación, de omisión... La lectura de La Nación sigue deparándome el mismo placer retorcido de siempre. No miro televisión abierta porque sus propuestas son cada vez más penosas. Decidí escuchar y ver casi exclusivamente la red pública porque es la única que me demuestra respeto tratándome como una persona digna y pensante.

De un tiempo a esta parte fui haciéndome de una idea muy incómoda, que me costaba elaborar porque me ponía en un lugar de extrema indisposición, que me desubicaba respecto de la mayoría de mis allegados, pero que, afortunadamente, no me separaba de mis referentes y afectos electivos: la mayoría de la gente con la que tengo diario contacto vive engañada. Como la mayoría de estas personas son gente con educación, con acceso a la información, con recursos económicos, tengo que asumir que la mayor parte de la responsabilidad de que esto suceda no es el enorme, omnímodo y omnipresente poder que los medios de comunicación tienen en sus/nuestras vidas. Todas estas personas no son engañadas: están engañadas. Y la responsabilidad de su engaño no puede ser puesta en las perversas tecnologías que colonizan sus conciencias; la responsabilidad es, en cada caso, de ellos mismos. Ellos quieren permanecer engañados.

"Estamos peor que nunca". "Hay que sacarlos porque se llevan todo puesto". "Es para la caja". "Quieren la chavización". Gente que a lo largo de toda su vida hizo gala de no "ensuciarse" con la política, gente que no tiene la más mínima convicción o preocupación política, gente que jamás se tomó el trabajo de comprender mínimamente cómo funciona una democracia sustancial, gente que, sin tomarse cinco segundos para pensar de qué modo una empresa con una ínfima cantidad de acciones en poder de nacionales y con sede en el paraíso fiscal de Luxemburgo pueda ser argentina, repite que esto es estatización vergonzosa y violación de la soberanía nacional.

Gente.

Escuchar decir que estamos peor que nunca, me enardece. Insulta mi inteligencia. Escuchar al energúmeno del gringuito entrerriano, con su supina estulticia y su rusticidad primal, me enferma hasta la náusea.

Quiero que lo sepan: a partir de ahora voy a responder. La próxima vez que repitan, en mi presencia, estupideces que escuchan por los medios sin que medie la más mínima actividad sináptica personal, voy a responder. Los voy a poner en evidencia. Si es necesario, voy a estudiar estadísticas, números, datos cualitativos y cuantitativos, lo que sea.

Lo incómodo era en el lugar en que mi idea me ponía frente al resto. Pero, admitámoslo, tener razón sobre estas cuestiones no me convierte en un iluminado, en el portador de la verdad. Simplemente soy una persona medianamente inteligente que atiende a lo que otras personas más inteligentes, personas comprometidas, intelectuales y especialistas que desde hace ya mucho tiempo son para mí referentes sobre aquellas cuestiones de interés social, político y económico.

Cada vez que repiten estupideces faltan el respeto a la inteligencia de muchas personas que considero respetables. Decir que esas personas están confundidas, engañadas o, peor, cooptadas por el poder, es también faltarme el respeto a mí.

Los intereses que representan esas ominosas figuras de la vereda de enfrente, me hace reconsiderar mi voto: tal vez, otra vez, sea necesario votar a aquellos que, sin ser perfectos referentes de mis más profundas convicciones, garantizan obstaculizar el ascenso de la derecha neoliberal más reaccionaria y troglodita que, por primera vez en mucho tiempo, quedó expuesta de la manera más obscena en cada eslabón de la corporación de medios que foguea a diario un degradante clima destituyente.

El que avisa, no traiciona.

Eso. Nada más.

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