viernes, febrero 16, 2007

Lo que sé

Sé que el primer párrafo de un texto debe ser pensado, escrito y reescrito la cantidad de veces que sea necesario hasta que valga la pena el resultado final y que nunca será suficiente y que incluso lo que quede no conformará, a uno mismo, a otros. El lugar de La Mancha, el día en que lo llevaron a conocer el hielo, que pueden llamarlo Ismael, que un espejo en una quinta de la calle Gaona, y lo que sostenga Pereira a la larga importa mucho, poco o nada. Y sé que éste no es el primer párrafo escrito sino el segundo pero que si no lo hiciera evidente muchos no se tomarían el trabajo de pensar sobre ello.

Sé que es más tarde que las tres de la mañana de un viernes en el que tengo que levantarme a las seis y media para ir a trabajar y que éste es el primer párrafo que escribí, en verdad, cuando me senté frente al teclado.

Sé que querer a una persona no es suficiente para poder estar junto a ella o para no lastimarla. Y que la buena voluntad no basta para poder ser felices.

Sé que es mentira eso de que en la vida nadie te regale nada, así como sé que hay gente a la que en verdad nadie le dio nunca un verdadero regalo, don, obsequio, facilidad, crédito o cualquier cosa que, seguramente, haría de la vida de esas personas algo mucho más digno de ser vivido y que, incluso, le diera valor como para que ser reconocida como una vida. Y que a mucha gente le regalan todo y no dejan nunca de regalarle y de darle posibilidades y ventajas, En el medio, hay muchos, una inmensa mayoría de gente, que regala y a la que le regalan. Y que otros están regalados.

Sé que en una noche uno puede destrozar su imagen, en un solo acto, y que nada de lo que uno hizo o pueda hacer valdrá ya un segundo de tiempo, un puñado de consideración, un instante de piedad.

Sé que hay muchísimos garcas sueltos y que muchos se recibieron de abogados.

Sé que el sistema que algunos llaman "mundo real", "mercado", "estado de las cosas", no es más que una mierda que produce alienados, esclavos, carneros y corderos, ortibas, funcionarios, ídolos. Y que a pesar de todo hay enormes y vastos fragmentos de ese mundo –e incluso de otros mundos– que vale la pena conocer e, incluso habitar.

Sé que cada vez más a menudo siento la necesidad de mandar todo al carajo y declarar la farsa, la del loco lleno de furia que grita algo que no significa nada. Y abandonar la farsa no importándome ya lo que puedan opinar los capitostes, los consagrados, las academias, los suplementos literarios que compro cada fin de semana preguntándome sobre qué sentido tiene andar haciendo apología de si leo esto o lo otro, si tal multimedio opera así o asá, de si esto es cultura, que si tal fue menoscabado en cuál universidad por quien participa ahí mismo, o en otro en el que también escribe esa que cobra más o menos que la primera. Sé que estoy harto de preocuparme por si hay que escuchar o no el último disco del sello tal, que en realidad no es world music porque las discográficas hicieron tal o cual cosa para vender más de esa cantante que en Islandia es como dios, o es como un irlandés que se cree dios y mantiene dialogo con ese otro que fue criticado por el autor que ya todos deberíamos haber leído (porque tenemos que cumplir a rajatabla el imperativo de la cultura), ese que ya debería haber ganado el Nobel hace mucho porque el crítico de acá y no el de allá dijo que era brillante y que se debería hacer un acto de justicia antes de que tenga que terminar, a lo mejor, exiliado en el país que tiene campos de detención en otros numerosos países del orbe, incluso en esa isla de la que siempre hay que decir algo, campos en los que los salvadores aplican tratamientos inhumanos para que nuestro estilo de vida subsista. Y sé que no sé cómo hacer para finalmente salir de todo esto, disfrutar de otra vida en alguna isla del litoral en la que, inexorablemente, perecería presa de un aburrimiento de proporciones cósmicas. Sé que no puedo abandonar esta ciudad pero que me gustaría saber cómo hacerlo.

Sé que tengo opiniones sobre las cosas, que tengo convicciones, que tengo unas pocas creencias pero que todavía no sé cómo lograr despreocuparme por tener que explicárselas a los demas o intentar hacérselas entender.

Sé que no es lo mismo el goce neurótico que la capacidad de disfrutar de las cosas, de los lugares, de las personas, de los gustos, de los sabores, de los ritmos.

Sé que hay días en que me animo a caminar por la calle, con los auriculares, sin que me importe ir cantando a los gritos viejas canciones que me gustan. Sé que en esos momentos no me importa que sepan todo lo que me gusta ABBA o esas canciones tremendas de Carole King, Cat Stevens, Supertramp, Erasure o Laura Branigan.

Sé que a veces me gustaría que mi vida fuera bella, luminosa, con jardín, esposa adorable y, tal vez un par de hijos gritando por ahí, corriendo a un perro. Y también sé que a veces el cinismo me mata el deseo.

Sé que estoy enojado por no saber cómo conducir mi vida hacia cualquier sitio que me haga sentir, si no completo, al menos en camino de lograr algo que me resulte verdaderamente importante.

Sé que a nadie, a nadie, le cierra el saldo y que vistos de cerca todos podemos resultar horribles.

Sé que me molestan los amontonamientos de lo que sea.

Sé que no soy inmortal, que quiero a mis amigos, que ellos me quieren y que, aún así, me siento solo. Sé que no escribo por estar demasiado pendiente de lo que piensen los demás, que creo que a pocos les puede interesar lo que tengo para decir. Y que, muchas veces, lo hago saber para que intenten convencerme de lo contrario.

Sé que el contenido de estas líneas, probablemente, me resulte estúpido en horas, meses o años

Sé que es tarde y que es posible que llueva, pronto.

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miércoles, febrero 14, 2007

ME ENCANTA

Qué lindo cuando pasa...

martes, febrero 13, 2007

ESTOY ALGO PERDIDO...

Hace un mes y medio, más o menos, Canal 13 comenzó a emitir los domingos por la noche los episodios de la primera temporada de Lost (o Perdidos, como guste más). Parece que el programador se entusiasmó rápido porque, para bien de los que se inician en el vicio, manda al aire dos o tres episodios por emisión. Es muy posible que alguna gente esté empezando a desarrollar una necesidad algo patológica de saber qué diantres es lo que va a pasar la próxima semana. Ahora: poner en la promo del diario una foto de la segunda temporada es de un sadismo sin límites.

No puedo dejar de imaginarme el debate interior desenfrenado de quien ve la imagen y no deja de cuestionarse cosas tales como:

Se recomienda NO hacer click aquí

1. ¡Ah! ¿Pero, entonces, Claire ya parió...? Menos mal que no perdió el crío, que si no...

2. ¿Y esta latina de qué palmera bajó?

3. ¿Y esta otra rubia?

4. ¿Este grone será Walt, el hijo de Michael, que creció de golpe? Y si no... ¿dónde carajo está el pibe? ¿le habrá pasado algo grave?

5. ¿Y Boone? ¡¿Oh, Dios, dónde está Boone?!

Del oso polar, ni la menor idea...

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lunes, febrero 12, 2007

POLEMICA SOBRE SORIANO EN RADAR

"Una vez Beatriz Sarlo invitó a Soriano a participar en una charla en el ámbito universitario. En esa época, si mal no recuerdo, parecía haber dos bandos en la narrativa: Saer en un rincón del ring y Soriano en otro. Una disyuntiva falsa. De la que sacaban partido los saerianos y los sorianescos. Descreo de la ingenuidad de Sarlo y, especialmente, del desentendimiento de Saer y el candor de Soriano. Disyuntiva falsa la de quienes levantaban por un lado la morosidad y la experimentación y por otro el artefacto narrativo popular. Disyuntiva que si a algo contribuía era a opacar la minuciosa relojería narrativa de uno y de otro. Volviendo a esa vez: Soriano invitado al ámbito académico. El alumnado se burló del escritor porque apenas si había terminado a los tumbos la primaria mientras su padre, empleado estatal, cambiaba de destino desde la pampa hacia el sur. Esa madrugada, destruido, Soriano lo llamó a Bayer. Como reivindicación y ajuste de cuentas, Bayer invitó a Ricardo Piglia a presentar a Soriano en su cátedra de Derechos Humanos en el ámbito universitario. Piglia arrancó planteando que los tres escritores argentinos más grandes de nuestra literatura no habían terminado la primaria. Arlt, Borges y Soriano. No creo recordar que el autor de Plata quemada haya publicado esta afirmación en sus ensayos. Una lástima."

Guillermo Saccomanno. Texto completo en RADAR, 28.01.2007


"Según la leyenda negra yo habría invitado a Soriano a dar una charla en el “ámbito universitario” (entiendo que se refiere a los años en que yo enseñaba literatura argentina en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA) y habría montado un escenario para que “el alumnado se burlara del escritor porque apenas si había terminado a los tumbos la primaria”. La historia es falsa. Nunca invité a Soriano y por lo tanto todo lo que sigue es mentira. Tampoco invité a Saer a dar una charla (como podría suponerse del artículo de Saccomanno) y es completamente inverosímil que los alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras se burlen de alguien porque sólo ha terminado la escuela primaria. Han leído a Pierre Bourdieu y a Roberto Arlt. Todo es un invento de una rusticidad penosa. "

Beatriz Sarlo. Texto completo en RADAR, 04.02.2007


"¿Qué tiene esto que ver con su indignada respuesta a mi nota “El efecto Soriano”? Usted enuncia dos verdades incuestionables: 1) yo le creí a Bayer la anécdota que tiene como víctima a Soriano; 2) Soriano está muerto. Y yo me pregunto: ¿cómo no creerle al biógrafo de Severino Di Giovanni, el historiador de las masacres patagónicas, el rastreador justiciero de cuanta atrocidad cometieron los poderosos y sus fuerzas armadas, el intelectual comprometido con las Madres? ¿Acaso debí creerle a una columnista dominical con sentimientos benéficos antes que a un luchador de los derechos humanos? En lo personal, me cuesta creer que Bayer necesite inventar una anécdota canalla de este calibre bajo cualquier pretexto. Me cuesta en cambio creerle a usted. Intento, palabra. Pero no puedo. En particular cuando acusa: “Todo es un invento de una rusticidad penosa”. El término “rusticidad” –lo subrayo– tiene una resonancia de desprecio paquete. Tan Victoria Ocampo. No me sorprende: ¿acaso en el prólogo a El campo y la ciudad usted, coqueta, no cuenta que al marxista galés Raymond Williams le llama la atención el tostado de su piel? Y es en este momento galante donde usted siente que es la reencarnación de aquella viajera (por Victoria Ocampo) que visitó a Virginia Wolf. Si consultara la correspondencia de Virginia Wolf comprobaría qué poca estima le tuvo la corrosiva escritora inglesa a la tilinga argentina con ínfulas intelectuales."

Guillermo Saccomanno. Texto completo en RADAR, 12.02.2007


"Lo que me llama mucho la atención es que pese a la resonancia del acto, la profesora Sarlo no haya reaccionado en aquel tiempo. Lo hace recién diez años después, mientras tanto guardó silencio. Ahora, ella misma, en la nota de Radar, señala que su alumna Sylvia Saítta le relató que yo en Berlín, en un seminario sobre Roberto Arlt, había narrado esa experiencia sobre Soriano. Vuelvo a preguntar: ¿por qué la señora Sarlo no reaccionó entonces y lo hace sí cuando han pasado diez años del hecho? Si, como usted dice, todo es mentira, a pesar de los cientos de testigos que hay del hecho, ¿por qué no me inició juicio por calumnias e injurias? Esto me hace recordar al general Elbio Carlos Anaya, quien sostuvo que era mentira lo que yo había sostenido sobre los fusilamientos ordenados por él de peones patagónicos en 1921. Pero poco después, en un reportaje en La Opinión al señor general se le escapó la verdad: 'Los fusilados por mi orden lo fueron de acuerdo al código militar'.

La profesora Sarlo esperó diez años para señalar que todo es mentira."


Osvaldo Bayer. Texto completo en RADAR, 12.02.2007

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lunes, febrero 05, 2007

SIC

"–Un directivo del Manhattan Institute dijo que los limpiavidrios eran “terroristas urbanos”.

–Hay cada loco que te puede decir cada cosa... Yo no comparto eso. Pero no podés permitir que cualquiera haga lo que quiera. Lo agarran a ese chino que ¡¡quemó once mueblerías!! ¿Cuántos años le dieron? Tres y medio. A los 10 meses está libre y otra vez anda con las bombas molotov. ¿Qué tienen que hacer con ese tipo? Primero preso acá y después expulsarlo del país. No podés tener chinos que te vienen a quemar las cosas acá."

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