THE END
Lost es un dispositivo.
Lo intuía hace rato, pero, últimamente, en ocasión del fin (en númerosos sentidos: del "fin" de la serie, del "fin" de los personajes, del fin teleológicamente -y no teológicamente- hablando), lo compruebo redondamente: Lost es un enorme dispositivo que revela el mundo interior de quien haya sido oportunamente expuesto a su influencia. Lost desnuda, a veces ingratamente, la intimidad de sus intérpretes; se convierte en un espejo de ciertas regiones, zonas esquivas del espíritu, otras.
Están los que buscan "sentido". No deja de asombrarme la cantidad de casos en que la queja deviene bajo la forma de un reclamo que pensaba ya superado. El reclamo racionalista de quien necesita dar cierre y un sentido inmanente al objeto mismo en cuestión. Esos que no hacen más que quejarse de que dejaron un montón de respuestas colgadas, que putean porque, al final, nunca dijeron qué era la isla, de dónde venía Dharma, por qué estaba ese pelotón con una cabeza nuclear ahí...
Con esa actitud inquisitiva hasta los tuétanos ¿cómo hacen para transitar el día a día de sus existencias? Si esa es la actitud que a diario asumen con la realidad ¿qué hacen ante el desconocimiento de las causas profundas de las migraciones de jóvenes senegaleses hacia latinoamérica, frente a cada desconocido que sube al colectivo en el que viajan cuando van al trabajo, o a las motivaciones de un grupo de empleados bancarios que van al predio recreativo del gremio los fines de semana? ¿Cómo toleran moverse entre toda esta gente sin saberlo todo? Cuando esperan el tren ¿se preguntan todo el tiempo cómo se llamarían los que construyeron la estación, de dónde trajeron el metal y por qué la construyeron justo ahí y no en otro sitio? ¿se preguntan, si no, por qué es el ser y no más bien la nada?
Están, tambien, los otros. Los que se indignan por el supuesto giro religioso que habría tomado la resolución de la trama. Ven cristianismo y pietismo y puritanismo por todas partes. Entre ellos algunos ven un cuestionable recurso a un (desubicado) deus-ex-machina. Ellos ven lo que no hay. No hay dios(es) en Lost o todo está lleno de ellos, que es en definitiva lo mismo. Porque operan al mismo nivel de sentido electromagnetismo, zoroastrismo, "egiptismo", física cuántica, totemismo, animismo, chamanismo, física atómica, cristianismo, termodinámica, relatividad, mitología, fetichismo y aerodinámica. Nada es mejor, todo es igual. Y esto es una operación que subvierte fuertemente todo canon. En Lost no hay una disputa entre fe y razón, entre religión y ciencia. En el universo diegético de Lost TODO se mueve en el mismo plano simbólico. En él es lo mismo la menorah que la cabeza nuclear. Asimilan el final a una parusía epifánica porque ve un Dios donde no debería haberlo. Hay religión, pero no hay Dios: un dios cancelaría el sentido, y el relato no lo cancela nunca. No hay sitio a dónde ir; hay tránsito. Por eso el dialogo entre Jack y Christian es revelador:
-She said we were leaving.
-Not leave. No. MOVING ON.
-Where are we going?
-Let's go find out.
No hay un monotonoteísmo que todo lo obtura. Hay tránsito sin destino último, libre de toda teleología. Somos lo que hacemos de nuestras vidas, pero en definitiva, "everyone dies sometime, kiddo."
Lost es un dispositivo que revela lo que, en el fondo, ocultamos sobre nosotros mismos.
Keep movin' on.
9 comentario(s):
Me gustó mucho esto. El tema es que estaría mucho más a gusto leyendo estas reflexiones si Lost hubiera terminado dos temporadas antes: formalmente, los últimos años de la serie fueron muy pobres. Realmente me han dejado con un muy amargo sabor de boca. Una lástima.
Pero efectivamente no es el fin del mundo, hay otras series que la pasan por arriba a Lost.
Un viejo profesor mío de guión me dijo que si en una serie/película/cuento/novela vos mostrás/nombrás un hecha, tarde o temprano esa hacha tienen que matar a alguien, cortar algo, salvar a alguien. No voy por la vida preguntándome quién construyó la estación de tren, pero si malgasté 6 años de mi vida viendo Lost, como mínimo me tengo que preguntar de donde salió una bomba nuclear.
"Si malgasté 6 años de mi vida viendo Lost" es un antecedente de proposición muy poderoso ¡Merece consecuentes a su altura!
Las islas del Pacífico estuvieron llenas de bombas nucleares en los años 50. De lo más obvio para explicar.
"Un libro -una serie?- no tiene objeto ni sujeto, está hecho de materias diversamente formadas, de fechas y de velocidades muy diferentes" A próposito de Lost.(Y a próposito de Deleuze y Guattari.)
Los 6 años, las 6 temporadas, valieron toda la pena... Yo fui feliz con el final, quiero volver a verlo porque todavía estoy rara al respecto.
Me gustó mucho tu artículo, fic. Lo que me sorprende, es el descontento de la gente con el final, la falta de explicaciones, la búsqueda de respuestas a los interrogantes que cada uno tuvo a lo largo de las 6 temporadas. La serie fue sembrando y después el cierre no tenía porq atar todos los cabos.
Tampoco me parece que lo que dice Amilcar sea tan fundamental, a veces ponés un hacha para confundir al receptor del mensaje... Los que piensan q ver Lost fue malgastar el tiempo, a los sumo fue como leer un libro que no te satisfizo... Yo creo que Lost abrió una dinámica interesante en la forma de hacer series, actores poco conocidos, un guión que te dejaba siempre insatisfecha, querías saber q vendría luego, sin necesidad de apelar al sexo, buenos diálogos y personajes bien construidos, ya sabías q reacción podía tener uno u otro.
Catalina..., yo lo volví a ver online.
A mí me gustó mucho la idea del reencuentro en tanto Cielo absolutamente agnóstico. Es como cuando soñás con alguien muy querido que ya no está, y aunque en el sueño sabés que está muerto la alegría de volver a verlo es inmensa.
Muy bueno el articulo, y muy interesante el blog!!
Hace tiempo no pasaba ya que por trabajo y estudios estoy muy ocupado, pero aún continuo recordando tu blog!
Saludos y espero mas publicaciones!!
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<< volvé a ficcionalista!