[...]
3. En el incidente, no es la causa lo que me retiene y repercute en mí, es la estructura. Toda la estructura de la relación viene a mí como se tiende un mantel: sus resaltos, sus trampas, sus callejones sin salida (así, en la minúscula lente que adornaba el cortaplumas de nácar, podía yo ver París y la Torre Eiffel). No recrimino, no sospecho, no busco las causas; veo con pavor la extensión de la situación en la que estoy preso; no soy el hombre del resentimiento, sino el de la fatalidad.
(El incidente es para mí un signo, no un indicio: el elemento de un sistema, no la eflorescencia de una casualidad.)
4. A veces, histéricamente, mi propio cuerpo produce el incidente: una velada de la que anticipaba el goce, una declaración solemne de la que esperaba un efecto benéfico, las bloqueo con un cólico, con una gripe: todos los sustitutos posibles de la afonía histérica.
Roland Barthes, “Acontecimientos, reveses, contrariedades”, en Fragmentos de un discurso amoroso.
3. En el incidente, no es la causa lo que me retiene y repercute en mí, es la estructura. Toda la estructura de la relación viene a mí como se tiende un mantel: sus resaltos, sus trampas, sus callejones sin salida (así, en la minúscula lente que adornaba el cortaplumas de nácar, podía yo ver París y la Torre Eiffel). No recrimino, no sospecho, no busco las causas; veo con pavor la extensión de la situación en la que estoy preso; no soy el hombre del resentimiento, sino el de la fatalidad.
(El incidente es para mí un signo, no un indicio: el elemento de un sistema, no la eflorescencia de una casualidad.)
4. A veces, histéricamente, mi propio cuerpo produce el incidente: una velada de la que anticipaba el goce, una declaración solemne de la que esperaba un efecto benéfico, las bloqueo con un cólico, con una gripe: todos los sustitutos posibles de la afonía histérica.
Roland Barthes, “Acontecimientos, reveses, contrariedades”, en Fragmentos de un discurso amoroso.
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<< volvé a ficcionalista!