jueves, mayo 06, 2004

¿Quién, pues, si yo gritara, me oiría entre la jerarquía
de los ángeles? y supuesto que alguno
me tomase de pronto sobre su corazón: perecería yo
por su existencia más fuerte.
Porque lo bello no es más
que el primer eslabón de lo terrible, que aún soportamos,
y así lo admiramos porque impasiblemente
rehusa destruirnos. Todo ángel es terrible.

Rainer Maria Rilke, Primera elegía de Duino