lunes, febrero 07, 2005


VUELVEN LAS CARTAS DE LECTORES DE LA NACIÓN

Hoy, la señora Patricia Mesones, vecina de Barrio Norte, nos expone evidencias incuestionables e irrebatibles sobre la naturaleza de la sexualidad y los sentimientos humanos. Que la profundidad infinita de sus reflexiones sirva a todos esos sodomitas, impíos relativistas, lascivos propulsores del sexualismo desenfrenado, salvajes onanistas y pervertidos enemigos de la vida a considerar sus posiciones destructoras de la familia como célula indisoluble de nuestra sociedad occidental y cristiana. Quién no quiera verlo sea anatema y resígnese al eterno castigo ardiente preparado por Dios para Satanás y sus legiones infernales. Así sea.

Religión y sida

Señor Director:

"Estoy totalmente de acuerdo con Vargas Llosa en que «la moral sólo es comprensible, admisible y practicable encarnada en los preceptos de la religión». Creo que en realidad es lo único que comparto de su nota del domingo 23 de enero. Porque la moral necesita guía, normas y alguien que dé un sentido trascendente a nuestro arduo caminar terreno.

"Después de la «revolución sexual» asistimos a una lógica rebelión de la naturaleza, la «liberación» se ha convertido en una condena: el sida.

"¿Quién defiende la ecología humana? ¿Quién puede negar que el ser humano es una unidad de alma y cuerpo?, o ¿no es el espíritu quien anima a la persona? El alma se expresa a través del cuerpo, vemos con los ojos, escuchamos con los oídos, etcétera. Hasta nuestra expresión expresa nuestros sentimientos: amor, ira, incredulidad, distracción... Por algo se dice que el rostro es el espejo del alma.

"El acto sexual expresa nuestra capacidad de amar. Hombre y mujer se entregan con alma y cuerpo, y esto implica un para siempre, no hasta que me aburra.

"Lo que se entrega es el corazón y la vida entera. ¿Para qué existen hombres y mujeres? Porque estamos hechos para tener hijos, si no, no nos dividiríamos en dos sexos.

"Buscar sólo el mero placer es usar al otro. La Iglesia no condena el placer, si es Dios mismo quien lo «inventó», simplemente, como en todo, debe haber un orden de prioridades.

"Sólo el hombre libre y responsable es dueño de sus actos; las normas son indicaciones. Del hombre dependen las decisiones, tener o no tener hijos según la libertad de las conciencias.

"Del hombre depende humanizarse o deshumanizarse."


La Nación, 07.02.2005