INFINITO PARTICULAR (o LO QUE PASA POR ESTOS DIAS)

En tiempos de update ineludible no es bueno que tu PC con vísceras Pentium 166MHz, 32MB de memoria y 2GB de rígido permanezca en esas condiciones por más o menos siete años. Se le da por empezar a mostrar unos síntomas extrañísimos y, cuando al módem se le canta negarse a que lo encuentre el Windows 98 y la disketera de 3 1/2 hace rato se resiste a escribir, la muy turra me deviene una especie de private-idaho inexpugnable, una mónada leibniziana más cerrada que culo de muñeca y sí, me digo, "chau pinela, te vas a cagar" y "con este salario del tercer mundo que en Namibia haría estragos pero que acá se resiste a pagar la olla tengo que hacer algo" (porque parece que al sueldo tampoco le da para el update adecuado). Y seño con los últimos $100 (cien pesos) una PC reacondicionada que deberían entregarme mañana. Y ruego a dioses y orishás para que al programa de liquidación de haberes de la otra muy turra PC de la institución educadora que me mantiene y al muy turro sistema de la institución bancaria que recibe mis haberes en cuenta sueldo se dignen hacer lo correcto con MI salario o, por lo menos, con el 70% del mismo que es lo que, dicen, debería estar pasada la medianoche de hoy acreditado para que esa otra muy turra computadora con cuerpo de ATM -a.k.a. cajero automático- largue el dinero para que se produzca la magia y yo pueda, además de escribir, comer y viajar en colectivo.

Eso sí, hoy fui útil para la sociedad argentina y discutí el contenido de la Ley Nacional de Educación.

Gracias, Filmus, por hacerme saber que, a pesar de todo, soy un grosso.