martes, marzo 25, 2008

SEDICION

“Decenas de rutas cortadas por horas. El bloqueo del túnel subfluvial que une las ciudades de Paraná y Santa Fe. Ni un envío de hacienda al Mercado de Liniers como parte de una estrategia de desabastecimiento de carne. Frenar la provisión de leche y pollo a la población. Expresar el deseo de vaciar las góndolas de alimentos. Si esa estrategia y reacción espontánea fuese instrumentada por movimientos de izquierda o de sectores desamparados se estaría hablando de sedición o de células revolucionarias que quieren alterar el orden natural de la sociedad. Serían calificadas de antisociales y se reclamaría sin pudor su represión, como lo han solicitado en el pasado. Pero este levantamiento patronal, que en algunos puede generar simpatía porque se enfrenta al Estado, no genera indignación en los tradicionales hacedores del relato del sentido común porque tiene como protagonistas a dueños de pequeñas, medianas y grandes extensiones de tierra. No son los peones rurales que salen a protestar para pedir ser parte de una fiesta que los tiene marginados. Aunque parezca paradójico, el campo es uno de los grandes ganadores de este modelo de dólar alto, subsidio al gasoil y refinanciación y licuación de deudas con el sistema financiero. Algunos productores salen al cruce de esa evaluación denominándola 'citadina', que es lo mismo que decir que por estar en la ciudad no se entiende nada de lo que pasa en el campo. Definición que encierra una profunda concepción autoritaria e intolerancia frente a la opinión diferente.
Alfredo Zaiat en "Construcción de relatos", CASH de Página/12, 23.03.2008

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