lunes, marzo 08, 2004

APUNTE ENCONTRADO POR AHÍ, ENTRE OTRAS COSAS

25.5.03. Me gusta su voz. Creo que su gracia tiene que ver con cierta aspereza suave, con su tono juguetón y distendido. Me gusta cuando deja mensajes en el contestador: cómo entrecorta las frases y avisa siempre que es ella, con nombre y apellido –como si no fuese a reconocerla– y deja claro que el mensaje es para mí y aclara la hora y el día para que no se preste a confusión. Me gusta también como le cae el pelo sobre la cara o cuando me cuenta que no quiere que se note que pasó por la peluquería. Me gusta también cuando frunce la naríz –¿es idea mía o frunce la naríz cuando está en desacuerdo con algo?–; también cuando sonríe. Cuando sugiere con decisión, cuando opina sobre quién debería pagar el café, quién las entradas del cine. Me entusiasma pensar en las pequeñas obsesiones que intuyo en su vida, la disciplina que imagino en el discurrir de sus horas.
¿En qué momento dejamos de notar todo eso que tanto nos gusta?

Coda de hoy. Dejamos de notar todo eso cuando todo lo demás (o incluso eso que tanto nos gusta) comienza a fastidiarnos. efe