domingo, abril 03, 2005

INTERROGANTES DOMINICALES

En muchas oportunidades quien escribe estas líneas se pregunta si cierto deber autoimpuesto de mantener este weblog actualizado no será contraproducente para otras instancias escriturales que vive posponiendo. En conversación con Bo, quien hace notar que el hecho de llevar adelante esta tarea digital es una forma de producción (tan) válida como cualquier otra, encuentra una especie de justificación, una suerte de bálsamo para esa culpa que, de a momentos, lo ensucia todo.

Ahora, no antes, el ficcionalista comienza a pensar sobre si escribe para él, para los eventuales lectores -consecuentes y a los que agradece y que rara vez exceden los treinta por día-, para nadie, para la posteridad, para la(s) divinidad(es), para luchar contra la entropía, para mantener las manos ocupadas, para no aburrirse...

Y ante el inclaudicable peso de la evidencia no puede más que reconocer lo tremendo, lo ominoso, lo -tal vez- banal: no hay motivo alguno, razón ninguna, por la que día a día escriba en este sitio. Es en su absoluta gratuidad en la que se mantiene activo, operante, de alguna manera, viviente.

Y lo más ominoso es que tal gratuidad sea extensible a cada acto de su vida.

Y a toda obra humana...

Es para que el lector lo piense.

Eso. Nada más.

PS: le recuerdo que para usted también son los domingos.