viernes, abril 15, 2005

OTRO DÍA MÁS (O MENOS) DE CINE INDEPENDIENTE

Mientras espero a conocer cómo se resuelve el nuevo conflicto internacional entre Brasil y la Argentina, mientras espero a ver qué pasa con los caza-bombarderos que escoltan hasta espacio aéreo argentino al avión de línea que trae de regreso al país al ciudadano Desábato rezando para que los medios brasileros no presionen a Lula y lo obliguen a bombardear Quilmes a la brevedad, comparto con uds. estas líneas.

Quien haya frecuentado el BAFICI en alguna de sus ediciones conocerá las viscicitudes por las que atraviesa quien pretende ver alguna cierta película en determinado horario. Las modalidades para sacar las entradas varían según la sala: horario de boletería, posibilidad de sacar para todo el festival o para el día de la fecha, etcétera... Las hordas de jóvenes con indumentaria alternativa y obligatorios lentes con montura de diseño (negras, siempre) que emergen desde bajo las piedras en la ciudad que acusa la mayor cantidad de escuelas de cine sobre el planeta, siempre con sus caras cool y apreciaciones técnicas aventuradas a flor de labios, entre señoras de Barrio Norte, oficinistas en after hour, nenes/as de mamá, intelectuales urbanos y personajes que no pueden someterse a clasificación alguna.

Una extraña fiebre cinematográfico-(in)dependiente azota a los habitués y también a quienes solo parecen desesperar por cierto tipo de cine doce días al año. Hoy quería ver Spying Cam, film coreano que, en los papeles, parecía interesante. Vía SMS, GC me advirtió que ni me calentara en acercarme al Abasto: las entradas estaban agotadas. Agradecí y le recomendé que sacara entradas para Breaking News -para él- para la función de medianoche. También agotadas.

Si mañana quisiera ver algo sería conveniente que me levante a las 9 de la mañana para sacar las entradas para la película de las 8 de la noche.

Gracias, BAFICI, por hacer del goce cinematográfico una verdadera experiencia sadomasoquista.