PLANES PARA LAS PRÓXIMAS DOS SEMANAS

Evadir a los niños y adolescentes que se mueven en hordas por la ciudad.

El departamento es una opción interesante para tal actividad siempre y cuando los niños que se mueven ruidosos por el patio de la planta baja lo permitan. El vivir en el primer piso con balcón francés a dicho patio no es un detalle menor a la hora de poder escapar de las hordas, temporariamente inmovilizadas, del punto anterior.

Leer la pila de narrativa y ensayo que sedimentan en varios sectores de dicha morada.
Concluir, en la medida de lo posible, el acopio y acomodo de libros que nunca termina de abandonar su estado in progress.

Hacer instalar la estufa de tiro balanceado que, dentro de la caja, de poco para tolerar las térmicas bajas de la pasada semana.

Tal vez, pintar una habitación que espera de mi atención y vocación estetizante.
Ordenar, desinsectar, desinfectar y desmalezar mi humilde morada.

Decidirme de una vez a compartir mi espacio vital con algo más que un potus y algunos artrópodos (de presencia no deseada). Un felino hembra parecería ser una buena opción. Dar el salto en la escala evolutiva hacia los mamíferos puede servir de preparación en caso de procurar algún otro tipo de cohabitación futura.

Postear con un poco más de asiduidad.

Escribir algo de valor para mí, para la posteridad y para todos los hombres y mujeres de buena voluntad que se dispongan a una lectura de riesgo (sea lo que fuera lo que eso signifique).

Pasear un poco por ciudades más o menos vecinas. La provincia de Buenos Aires es un destino injustamente postergado. Siempre está ahí, como algunos parques y museos, para que poca gente le dé la bola que merece.

Seguir evadiendo a los niños y adolescentes, también escandalosos, pero esta vez en cines, centros culturales u otros sitios cerrados.

Eso. Nada más.