vale vale, asi que aca no hay post no estamos leyendo ,no nos gusta magritte y no sabemos quien carajo es Warhol(aunque no, igual empinemos nuestros paspados codos para tomar un porronaso a su salu', que las "confesiones de A a B y de B a A" son la mejor ars poetica que vi.) lo de la participacion es complicado, creo que la cosa es como en todos lados si esperar o no, digo o escribis lo que te sale y tenes suertey te leen y comentan, o no tenes suerte y te la bancas, o buscas el coment y tenes que resignar calidad (salvo en su caso ficcionalista que me parece le encontro la vuelta a la oreja)igual que estoy diciendo, nada, hago un reconto de las opciones, el secreto de la vida eterna vayan abuscarlo a otro lado(yo lo sabia pero me olvide, vida eterna no es lo mismo que memoria,cuaaacc) juana
che te linqueo (neologismo?ja)a mi blog si no molesta, es que ando en the sacker (la coctelera) y no me deja decir mi nombre ademas asi sumo otro comentario juana
Siempre un buen culo ha ganado más atención que un hecho artístico ¡Por suerte! y por más intelectuales que sean, cuando se juntan a discutir sobre postmodernismo en La Giralda, en la mesa que da a la vereda, la muchachada gira la cabeza cada vez que pasa un buen culo y no un hecho artístico. Aunque si lo pienso un poco más un buen culo no deja de ser un hecho artístico y unas potentes tetas, ni hablar.
Un blog ¿es un hecho artístico? y otra más ¿De dónde viene la palabra blog? y por último la frase "Puto el que lee" ¿Refiere a la persona que lee puntualmente esa frase o a cualquier persona con la capacidad de leer? porque si fuera la segunda opción, estaríamos en presencia de uno de los graffittis más homofóbicos y oscurantistas jamás leídos.
Que f! no haya posteado nada con respecto a la derogación de unas leyes que anda pululando por ahí con el único objeto de llegar a los 100 comentarios, tenemos que ayudarlo.
No iba a aportar nada, pero solamente quería decirle a Graham que me acaba de dar una buena idea... ¿se venderá mucho la "Historia de los Blogs"? ¿Estará mi nombre en las estanterías de los top ten vendidos? ¿Tendré que inventar romances? ¿Nadie puede asesinar a alguien para hacer las cosas más divertidas?
Si "El Codigo Da Vinci" fué exito de ventas y Dan Brown se convirtió en escritor de "culto", no veo porque no puede hasta inventar una historia de los blogs.
Allá va, Marta Aranda, la avara, la más mala, la ñata amanda, la mamá a gatas la ama, andá, ganala, a la larga, la malvada va a arañar las sábanas.
Ese es el pelele de clemente pérez, que se entere, de que? De que Pepe, el de trece, prende ele emes. Es que el nene cerce. El de lentes verdes, el mequetrefe, vende cheques de el en el tren. Este clemente me enternece, el bebe, bebe de ese retrete, en el que mete elepés de Mestre, de Lerner. El bebé de meses se mete repelente de jejenes!!!
Ir sin Liz? Gil! Liz, sin brindis ni picnic? y si insistís chiquilín...
Ocho dos ocho, ocho ocho dos ocho? Pronto! con Orson! Orson? Loco, gordo crotoso! Chongo con olor!!! Cómo gozo con los dos solos!!! Socorro!!! yo lo como todo!!!
Bueno bueno, yo se que hay gente que me acusa de colgado, pero mucho más colgado era un amigo mío (que Dios lo tenga en la gloria) que lo encontraron ahorcado
3 post pelotudos que publico para arrimar a la mitad de esta titánica e inservible tarea de llegar a 100 post. Y cuando lleguemos a ese número, querido Ringo, donamos un liciado a las asociaciones que donan sillas de ruedas, como para ir juntando las necesidades con las soluciones.
CUANDO CREÍ HABERLO VISTO TODO en esta vida, fue en el invierno del ’39 que, para mi asombro, descubrí a una oscuridad siendo capaz de adoptar una forma definida.
Ambas tienen la capacidad de anularte los ojos; pero no pueden privarnos de los demás sentidos que poseemos los afortunados que tenemos todo el equipo completo y funcionando en perfectas condiciones.
Hecha la necesaria aclaración, la historia, que este viejo loco les va a contar, transcurrió mientras la oscuridad empezaba a hacer de las suyas en el viejo continente; y una oscuridad, mientras tanto, se paseaba acá nomás, por las calles de Palermo.
-Atorrante... no me puedo morir sin saber tu verdadero nombre- me dijo, y sus palabras, y también su respiración, salieron acompañadas de un apenas visible humo blanco.
En las tinieblas del túnel solo obtuvo por respuesta la imagen del tabaco incendiándose en el brasero de mi pipa, ahí donde se podía observar el rastro rojo de mi vicio y lujo.
-¡Dale che!- insistió frotándose los brazos para darse calor –No creo que vaya a pasar la noche si me quedo dormido... ¡y los fuelles ya se me están yendo loco!
-¡Mirá que sos hincha pelotas pendejo eh!- interrumpí irritado su lamento, sin dejar de morder la boquilla de madera -¿Me podés decir para que carajo te sirve si te estás cagando de frío saber como mierda me llamo?
“Te digo que te dejes de joder con esa idea de que hoy estirás la pata. No seas boludo”, lo cagué a pedo separando la pipa de mi boca. “Si todavía no es tu hora, hacés mal en llamar a la Parca. No conviene tentarla. Mucho menos en una noche como esta”.
Logré callarlo de una puta vez. Pero me había excedido y por eso me puse mal. Además, todavía el sueño no pintaba. -¿Te empapelaste el pecho?- quise saber si la ausencia de diarios era lo que le había birlado el abrigo que necesitaba. -Sí, pero igual no alcanza...- puchereó, y eso me indignó. “¡Ay! Aunque varón haya cantado la partera, Villegas resultaste ser toda una nena... No te quejés, no te quejés ¿Querés? ¡Avivate! Arriba hay otros que están durmiendo con las estrellas de techo”.
Palabras más, palabras menos, con eso lo hinché un rato como para mantenerlo distraído. -Abrite el saco y desabotonate la camisa. -¡¿Qué?! -Dejame ver el diario que te pusiste -¡¿Pero vos estás en pedo?! -¡Ojalá estuviera en pedo pendejo! Le robé una sonrisa. Creo que hasta yo también recordé como era sonreír.
-Dale, hacelo- le ordené mientras encendía uno de los últimos fósforos que nos quedaban. La llamita me dejó ver su cabeza negando. Villegas me obedecía a regañadientes. -Si supieras leer nene, esto no te habría pasado- fui sincero con mi diagnóstico. -¿Que lo que atorrante?- me retrucó, siendo un signo de interrogación dibujándosele en la jeta, lo último que vi cuando se apagó el fósforo.
-La foto que tiene la hoja. Y la noticia. Es eso lo que te da más frío. -Naaah. -En serio- seguí firme en mi postura, volviendo a mordisquear la pipa –Al General Franco entrando con sus tropas en Madrid, no es bueno llevarlo cerca del bobo mi amigo... si querés te lo cambio- lo tenté. ¡Cómo me hubiera gustado verle el rostro en ese momento! ¿Se habrá rascado la cabeza o solo habrá arrugado la frente? -¿Y vos a quien tenés debajo de la camiseta?- por fin me preguntó. Orgulloso pronuncié el nombre: “Al Antuco Telesca”.
-¿El de Creo en Ti? -El mismo. -¿El de la compañía de radioteatro de la Mecha Caus? -Exacto. Los dos guardamos silencio un largo rato. Estaba pegando los primeros cabezazos cuando Villegas largó muy divertido la carcajada. “Varón dijo la partera... ¡Pero El Tres era una nena!”. Los dos nos reímos con el versito que me plagió. Mucho. -Burlate todo lo que quieras pendejo, pero el Antuco es uno de los actores más venerados por el público femenino. El amor de sus admiradoras es lo que me está dando calor gracias a esta portada de la Revista Sintonía. Villegas se puso serio: “viejo, no me rompás las bolas, que a nosotros nos van las de detectives”.
-No te asustés, que no cambio por nada del mundo Peter Fox Lo Sabía. Nosotros, los atorrantes, seguimos firmes a la LR 3- por reflejo, le guiñé un ojo a la nada -Al Telesca solo lo quiero porque, en estos casos, sirve de estufita. -Bueno, dale- me dijo frotándose las palmas de la mano. -¿Dale que? -¡Pasámelo al Antuco! Para que mierda había hablado. Me saqué la falda de camisa y la camiseta de la cintura del pantalón. Así pude liberar la tapa de la revista.
-¡Cuidámelo hijo de puta! Mirá que Telesca salió segundo en el concurso de simpatía organizado por la revista... -¡Gracias atorrante! -De nada atorrante... atorrante ¡a torrar! -Bueno... pero antes contame, por lo menos por qué, te dicen El Tres. -Villegas ¡No rompás más las bolas! -Viejo, pasa que todavía no quiero torrar... -¡Entonces dejame torrar a mí! -¡No! Porque si te torrás vos, me voy a torrar después yo. -Y bueno ¿qué más querés? -Tres, ya te lo dije: si me duermo esta noche, tengo miedo de morirme. -¡Pero la concha de tu madre! ¡Si ya te lo dí al Antuco Telesca! ¿Tenés frío todavía? Villegas tardó en contestar: “No tanto”. -¿Viste? -See...
Estaba empezando con los primeros trazos de lo que iba a ser un sueño, cuando el pendejo me volvió a llamar. -¿Estás despierto? -Ahora sí... -Perdoname. ¿No sé por qué estoy tan cagado? Tengo miedo de... No iba a soportar que lo volviera a decir. Era una mala señal. Por eso lo corté en seco, rumbeándolo hacia lo que él quería saber. -‘Ta bien Villegas. ‘Ta bien. Te voy a contar como me llamo y porque me dicen El Tres.
“Mucho antes de que yo naciera, el que dijo ser mi papá, invitó a unos vagos que solían pernoctar en un deposito costero, a resguardarse del frío dentro de unos tubos que se usaban para derivar las aguas del río en el bajo de las Catalinas, cerca de un café, que estaba por Temple y Suipacha. Creo que se llamaba el Cassoulet o algo así. Era la época en que a Buenos aires le decían la Petit Paris. Según lo que me dijo mi papá, bueno, esa persona que afirmaba serlo, esos caños en su interior, tenían la inscripción de su dueño, un fabricante inglés que resultó ser mi abuelo. A. Torrent. Mi papá también se llamaba como él... La cosa es que los muchachos terminaron siendo huéspedes en los caños de la familia, por eso ellos mismos se bautizaron como los atorrantes, y asociaron el término atorrar con dormir... Por eso nosotros no nos identificamos como crotos o vagos: somos orgullosos atorrantes porque somos toda una dinastía. ¡Ah! Yo me llamo como mi papá y como mi abuelo. Soy el A. Torrent III. El Tres”.
-Pará, pará, pará- Villegas hacía señales en las tinieblas –¿Me estás jodiendo? Si tu abuelo era de guita ¿cómo es que vos y tu viejo terminaron en la calle? Touché. -Esa es otra historia nene. Yo ya cumplí. Te conté lo que me habías pedido. Ahora atorrante... ¡a torrar! -No te enojes Tres, yo te creo- con esas palabras se disculpó –con los chicos siempre decimos que vos sos diferente a nosotros... Ahí la embarró. -¿Y se puede saber en que carajo no nos parecemos? Villegas pensó muy bien lo que iba a contestarme. -Vos sabes leer. Sos un tipo inteligente. Hablás bien... -¡Dejate de decir boludeces! -No son boludeces lo que yo digo. También lo dice la calle... Noté como por donde deberían andar sus ojos, algo brillaba. -Tres, yo nunca te agradecí... -No tenés nada que agradecer. -Por favor, dejame hablar- me madrugó –yo no hubiera durado una puta noche si vos no me tenías bajo el ala. -¿Me estás diciendo pajarón? “Boludo”, fue el piropo que me dedicó. “Boludo esta bien”, asentí gustoso antes de quemar las naves.
-Le das un beso vos, después voy yo... así hasta que se termine- impuse mis reglas haciendo aparecer de uno de los bolsillos de mi andrajoso Montgomery la botella de Legui. Yo creía que estaba medio llena. ¿La verdad? Para esa noche estaba medio vacía. -¡Con esto y un fueguito la pasaríamos como reyes!- se había entusiasmado de lo lindo Villegas. -See, see, un fueguito- pensé –así se entera el sereno que estamos de contrabando y viene a echarnos. O mejor. Por ahí se aparece la cana... -Dormir en la comisaría no estaría nada mal- acotó ingenuo el pendejo. -Prefiero el frío. Lo podés pasar, por más que sea duro. Las viabas que te dan esos hijos de puta ¡esas sí que no las aguanta cualquiera! Recuerdo que fui generoso en nuestra miseria. Solo le di dos tragos, ni siquiera para un buche y le dejé todo el Legui para que se lo acabara. Creía que si se entonaba un poco le iba a ser más fácil conciliar el sueño.
Me desperté sobresaltado cuando escuché que algo se había caído. El ruido retumbando en el túnel no correspondía con el envase, debí comprenderlo. La botella al escapársele de las manos al piso no la pude ver, pero sentí cuando dejó de rodar al chocar contra mi tobillo izquierdo. Primero pensé “por fin se durmió”. Un segundo después, temí que hubiera pasado lo que Villegas me venía advirtiendo. Tanteé en la oscuridad hasta encontrarlo. Lo zamarreé. -¡Eh Tres! ¿Qué pasa? Sus quejas me tranquilizaron. Él hizo que bajara la guardia. La puta madre. Todavía respiraba. El aliento a alcohol exhalaba vida. -Perdoná pendejo, pensé que había entrado alguien. -Bueno, tranquilo atorrante, que hiciste bien: tenía muchas ganas de mear, pero no me podía levantar... y no sé todavía si me voy a echar un garco- agregó poniéndose de pie. -Si vas a cagar Villegas, lo único que te pido es que te limpies el culo con los dedos... ¡no me vayas a usar la foto del Antuco! Seguro que sonrió. -Tres, a este no sabes como lo cuido de ahora en más- me juró dándose dos palmadas en el pecho -¡En serio que da calor!
Volví a acurrucarme en mi lugar, sintiendo sus pasos mientras se alejaba. Cerré los ojos y escuché la orina de Villegas regando el suelo. Flor de meada se estaba mandando el hijo de puta. Larga y armoniosa. En eso divagaba entrando en vigilia; cuando, por primera vez, escuché a la oscuridad protagonista de la historia que les estoy narrando. Por el miedo que le causó verla, el pendejo cortó de golpe el chorro. El humo de la orina elevándose me permitió ver algo. Solo un pestañeó.
Villegas se desplomó sobre el suelo. De ahí lo levantaron por los tobillos para furiosamente golpear con su espalda una de las paredes. Llovieron esquirlas de polvo y reboque. Yo me puse de pie pero quede petrificado. Mi parálisis involuntaria sirvió para que olfateara y escuchara a esa oscuridad; mientras el pobre pendejo la saboreaba y la tocaba.
Esa oscuridad, que salía a pasear por las calles de Palermo, por arriba y por debajo de la Avenida Santa Fe, olía, se oía, sabía y se palpaba como la mismísima muerte.
No me importó nada y corrí hasta donde había quedado el cuerpo de Villegas. Tropecé con él. Clavé mis rodillas a un costado suyo y le pasé la zurda por detrás del cuello levantándole la cabeza. Mis dedos de la mano derecha, torpes y encima potenciados por el pánico y los nervios tardaron en encender un fósforo. La boca del pendejo delataba con su rastro de sangre que había reventado por dentro.
Asomando en su pecho, apareció inoportuno Antuco Telesca en la portada de la revista Sintonía. La visión se me nubló por las lágrimas. El fuego se consumió y yo enfurecido me preguntaba de que carajos se estaba riendo el Antuco. Cegado una vez más, sentí a Villegas toser saliva y más sangre. -¿Tres?- me llamó con una voz delatándolo que estaba en las últimas -¿contame qué es la A? -Shhhhhh... descansá pendejo, no hables... -La A de los Torrent ¿qué significa? Suspiré hondo. Villegas se moría en mis brazos y yo no podía hacer nada contra eso. -Ambrose. La A es por Ambrose. -¿Así te llamás atorrante? -Mi abuelo y me papá se llamaban así. Yo nací acá. En los papeles me vas a encontrar como Ambrosio Torrent. La carcajada de Villegas lo hizo volver a toser sangre y saliva.
-¡Ambrosio! -Si, Ambrosio nene... -Quedate tranquilo, no se lo voy a contar a nadie... “Lo sé”. -¿Qué pasó Villeguitas? ¿qué pasó? Entonces, cuando él pronunció sus últimas palabras, sentenció contra quien iba a dirigir la venganza. -Tres... fue la noche. “La noche me respiró en la cara”.
Felicitaciones Don F! Llegó al número que andaba buscando -y su seguro servidor aprovecha con total impunidad su cruzada para ver si sus habituales visitantes leen algo del trabajo de uno- Será esta una forma de salir del establecimiento de agenda de las grandes editoriales? continuará...
Y bueno... Después de la espectácular participación de El Tres que tuvo la delicadeza de acercar al público el inicio de su aún inédita novela, no puedo darme menos que el lujo de agradecerle sentídamente y de dar el tiro del final. Ese que, creíamos, ni iba a salir.
103 comentario(s):
Veo que pegó Warhol.
No. Estoy en campaña por los 100 comentarios...
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
pues aquí mi colaboración.
Me parece perfecto que se haya decidido a robar espacio como quin está escribiendo ahora...
Ok. Esto (también) es un comentário.
Mire, por hacerse el vivo, ojalá llegue a 99 nomás.
Acá mi grano de arena.
Ceci n'est pas un post.
Ok. Esto (también) es una colaboración. Aguante René Magritte, mer.
Bueno, si el gra federico klem caminara entre nosotros, definiría su post como ARTE AMARILLISTA!!
Salud! (servime otro mirta!!)
el arlequín
vale vale, asi que aca no hay post no estamos leyendo ,no nos gusta magritte y no sabemos quien carajo es Warhol(aunque no, igual empinemos nuestros paspados codos para tomar un porronaso a su salu', que las "confesiones de A a B y de B a A" son la mejor ars poetica que vi.)
lo de la participacion es complicado, creo que la cosa es como en todos lados si esperar o no, digo o escribis lo que te sale y tenes suertey te leen y comentan, o no tenes suerte y te la bancas, o buscas el coment y tenes que resignar calidad (salvo en su caso ficcionalista que me parece le encontro la vuelta a la oreja)igual que estoy diciendo, nada, hago un reconto de las opciones, el secreto de la vida eterna vayan abuscarlo a otro lado(yo lo sabia pero me olvide, vida eterna no es lo mismo que memoria,cuaaacc)
juana
che te linqueo (neologismo?ja)a mi blog si no molesta, es que ando en the sacker (la coctelera) y no me deja decir mi nombre
ademas asi sumo otro comentario
juana
peeero, que pavota(jejeje)
el link:
www.lacoctelera.com/quir-k
yo ya te agregue a los mios (no molesta no?)
juana
che ami tampoco me deja poner otro usuario
que cagada
Arte materia silencio rivotril ameno dios mujer zurupeto abulia nimiedad tubérculo crack arista buñuelo cantimpalo famélico orgasmo cura licántropo triple dildo paz.
aha
pusher, que feliz me puso, me acordé de,
árbol - hoja - salto - luz - aproximación . . .
mueble - lana - gusto - pie . . .
té - mar - gas - mirada . . .
nube - loba - dedo - cal - gesticulador . . .
hijo - cama - menta - sien . . .
rey - fin - sol - amigo . . .
cruz . . .
alga - dado - cielo - riel - estalactita - mirador . . .
corazón . . .
hombre - rayo - felpa - sed . . .
extremidad - insolación . . .
parecer . . .
clavo . . .
coito . . .
Dios . . .
temor . . .
mujer . . .
por . . .
Disculpen que rompa siempre con la misma cantinela, pero que le vamos a hacer.
Se armo el fogon! Todo esta muy Spinetteano...
Ya lo creo pero el post de las minitas midió mas (33 comentarios ¿puntos de rating? contra 19)...
Siempre un buen culo ha ganado más atención que un hecho artístico ¡Por suerte! y por más intelectuales que sean, cuando se juntan a discutir sobre postmodernismo en La Giralda, en la mesa que da a la vereda, la muchachada gira la cabeza cada vez que pasa un buen culo y no un hecho artístico. Aunque si lo pienso un poco más un buen culo no deja de ser un hecho artístico y unas potentes tetas, ni hablar.
PD: Vamos que llegamos a los 100!!
y cuando digo que la lucha es por llegar a los 100, yo me arremango y le pongo ganas.
Un nuevo post y ya nos acercamos un poquito más
Un blog ¿es un hecho artístico? y otra más ¿De dónde viene la palabra blog? y por último la frase "Puto el que lee" ¿Refiere a la persona que lee puntualmente esa frase o a cualquier persona con la capacidad de leer? porque si fuera la segunda opción, estaríamos en presencia de uno de los graffittis más homofóbicos y oscurantistas jamás leídos.
aporte...
totalmente intuitivo
x el choripunk y un vaso de tinto nos hemos masificado tantas veces, mire si no nos vamos a estar sumando a esta causa con el cresta, mono y skeletor.
por usted, digo.
Los ladrones usan gorra gris, bufanda oscura y camiseta a rayas. Y si no, no.
Definitivamente, este es el robo más grande en la historia de los blogs (Si alguien la está escribiendo, claro está)
eL bajo -esTá en El EstudiO
levantar la tabla del inodoro
El león noé el rey de la selva.
Noé nos hundió para siempre. Podríamos haber desaparecido hace rato, pero no, él se hacía el zoológo.
cultura pop.
Que f! no haya posteado nada con respecto a la derogación de unas leyes que anda pululando por ahí con el único objeto de llegar a los 100 comentarios, tenemos que ayudarlo.
Este cuenta? Hay que volver a empezar? A los 100 comentarios alguien dona una silla de ruedas?
No más preguntas.
un aporte
No iba a aportar nada, pero solamente quería decirle a Graham que me acaba de dar una buena idea... ¿se venderá mucho la "Historia de los Blogs"? ¿Estará mi nombre en las estanterías de los top ten vendidos? ¿Tendré que inventar romances? ¿Nadie puede asesinar a alguien para hacer las cosas más divertidas?
Si "El Codigo Da Vinci" fué exito de ventas y Dan Brown se convirtió en escritor de "culto", no veo porque no puede hasta inventar una historia de los blogs.
Ojo, no la comparo en lo absoluto con Mr. Brown
adoleciendo sol en leo
Allá va, Marta Aranda, la avara, la más mala,
la ñata amanda, la mamá a gatas la ama,
andá, ganala, a la larga, la malvada va a arañar las sábanas.
Ese es el pelele de clemente pérez,
que se entere, de que?
De que Pepe, el de trece, prende ele emes.
Es que el nene cerce.
El de lentes verdes, el mequetrefe,
vende cheques de el en el tren.
Este clemente me enternece,
el bebe, bebe de ese retrete,
en el que mete elepés de Mestre, de Lerner.
El bebé de meses se mete repelente de jejenes!!!
Ir sin Liz?
Gil! Liz, sin brindis ni picnic?
y si insistís chiquilín...
Ocho dos ocho, ocho ocho dos ocho?
Pronto! con Orson!
Orson? Loco, gordo crotoso! Chongo con olor!!!
Cómo gozo con los dos solos!!!
Socorro!!! yo lo como todo!!!
Tu, lulú? un sugus, un mus?
un mumú?
Arlequín (o Arlaqán..)
Gracias por la no-comparación, Graham...
F, esto está llegando a límites insospechados por usted mismo.
Ese era el punto! Crear algo tan complejamente bizarro que ni siquiera su creador pueda tomar partido!
Alguna vez lograremos algo
Llegar a 100 tal vez sea el primer pisotoncito en la tierra de los logros conjuntos
Bueno bueno, yo se que hay gente que me acusa de colgado, pero mucho más colgado era un amigo mío (que Dios lo tenga en la gloria) que lo encontraron ahorcado
éste es el primero
de los últimos
3 post pelotudos que publico para arrimar a la mitad de esta titánica e inservible tarea de llegar a 100 post. Y cuando lleguemos a ese número, querido Ringo, donamos un liciado a las asociaciones que donan sillas de ruedas, como para ir juntando las necesidades con las soluciones.
al afortunado que de justo con el comentario numero 100 ¿le regalan algo?
aunque no lo veamos f! siempre esta, aunque no lo veaamoos f! siempre estaaaaaaaaaaaaa!
Doy pequeños pasos de baile para que te acerques al comentario 100...
probando, probando.
Probado
cambio y fuera.
decí que te quiero marihuana...
Se convertirá esto en una salvaje lucha entre los webloggers para llegar al dichoso comentario #100?
CUANDO CREÍ HABERLO VISTO TODO en esta vida, fue en el invierno del ’39 que, para mi asombro, descubrí a una oscuridad siendo capaz de adoptar una forma definida.
E insisto en que era una oscuridad, y no la oscuridad.
Ambas tienen la capacidad de anularte los ojos; pero no pueden privarnos de los demás sentidos que poseemos los afortunados que tenemos todo el equipo completo y funcionando en perfectas condiciones.
Cuando ellas se corporizan, sus presencias se saborean.
Se huelen.
Saben como hacerse escuchar.
Pueden palparse.
No les recomiendo intentar tocarlas si es que aprecian su salud.
Hecha la necesaria aclaración, la historia, que este viejo loco les va a contar, transcurrió mientras la oscuridad empezaba a hacer de las suyas en el viejo continente; y una oscuridad, mientras tanto, se paseaba acá nomás, por las calles de Palermo.
Más exactamente, por arriba -y por abajo- de la Avenida Santa Fe.
Helaba.
¡Mierda que helaba la noche en que murió Villegas!
Unos minutos antes, sus dientes me habían tocado una zarzuela cuando me suplicó la que iba a ser su última voluntad.
-Atorrante... no me puedo morir sin saber tu verdadero nombre- me dijo, y sus palabras, y también su respiración, salieron acompañadas de un apenas visible humo blanco.
En las tinieblas del túnel solo obtuvo por respuesta la imagen del tabaco incendiándose en el brasero de mi pipa, ahí donde se podía observar el rastro rojo de mi vicio y lujo.
-¡Dale che!- insistió frotándose los brazos para darse calor –No creo que vaya a pasar la noche si me quedo dormido... ¡y los fuelles ya se me están yendo loco!
Incrédulo, continué ignorándolo durante un buen rato, por lo que Villegas amagó iniciar un monólogo si yo no le daba una respuesta.
-Tres, por favooorrr- estirando la r temblaba -los pies ya los tengo azules, congelados...
-¡Mirá que sos hincha pelotas pendejo eh!- interrumpí irritado su lamento, sin dejar de morder la boquilla de madera -¿Me podés decir para que carajo te sirve si te estás cagando de frío saber como mierda me llamo?
No lo pude ver, pero intuí que se había encogido de hombros.
-Dame con el gusto viejo, tu secreto se va a ir conmigo.
-Dejate de joder con...
-¡Dale! ¿Cómo te llamás?
“Te digo que te dejes de joder con esa idea de que hoy estirás la pata. No seas boludo”, lo cagué a pedo separando la pipa de mi boca. “Si todavía no es tu hora, hacés mal en llamar a la Parca. No conviene tentarla. Mucho menos en una noche como esta”.
Logré callarlo de una puta vez. Pero me había excedido y por eso me puse mal. Además, todavía el sueño no pintaba.
-¿Te empapelaste el pecho?- quise saber si la ausencia de diarios era lo que le había birlado el abrigo que necesitaba.
-Sí, pero igual no alcanza...- puchereó, y eso me indignó.
“¡Ay! Aunque varón haya cantado la partera, Villegas resultaste ser toda una nena... No te quejés, no te quejés ¿Querés? ¡Avivate! Arriba hay otros que están durmiendo con las estrellas de techo”.
Palabras más, palabras menos, con eso lo hinché un rato como para mantenerlo distraído.
-Abrite el saco y desabotonate la camisa.
-¡¿Qué?!
-Dejame ver el diario que te pusiste
-¡¿Pero vos estás en pedo?!
-¡Ojalá estuviera en pedo pendejo!
Le robé una sonrisa.
Creo que hasta yo también recordé como era sonreír.
-Dale, hacelo- le ordené mientras encendía uno de los últimos fósforos que nos quedaban.
La llamita me dejó ver su cabeza negando.
Villegas me obedecía a regañadientes.
-Si supieras leer nene, esto no te habría pasado- fui sincero con mi diagnóstico.
-¿Que lo que atorrante?- me retrucó, siendo un signo de interrogación dibujándosele en la jeta, lo último que vi cuando se apagó el fósforo.
-La foto que tiene la hoja. Y la noticia. Es eso lo que te da más frío.
-Naaah.
-En serio- seguí firme en mi postura, volviendo a mordisquear la pipa –Al General Franco entrando con sus tropas en Madrid, no es bueno llevarlo cerca del bobo mi amigo... si querés te lo cambio- lo tenté.
¡Cómo me hubiera gustado verle el rostro en ese momento!
¿Se habrá rascado la cabeza o solo habrá arrugado la frente?
-¿Y vos a quien tenés debajo de la camiseta?- por fin me preguntó.
Orgulloso pronuncié el nombre: “Al Antuco Telesca”.
-¿El de Creo en Ti?
-El mismo.
-¿El de la compañía de radioteatro de la Mecha Caus?
-Exacto.
Los dos guardamos silencio un largo rato.
Estaba pegando los primeros cabezazos cuando Villegas largó muy divertido la carcajada.
“Varón dijo la partera... ¡Pero El Tres era una nena!”.
Los dos nos reímos con el versito que me plagió.
Mucho.
-Burlate todo lo que quieras pendejo, pero el Antuco es uno de los actores más venerados por el público femenino. El amor de sus admiradoras es lo que me está dando calor gracias a esta portada de la Revista Sintonía.
Villegas se puso serio: “viejo, no me rompás las bolas, que a nosotros nos van las de detectives”.
-No te asustés, que no cambio por nada del mundo Peter Fox Lo Sabía. Nosotros, los atorrantes, seguimos firmes a la LR 3- por reflejo, le guiñé un ojo a la nada -Al Telesca solo lo quiero porque, en estos casos, sirve de estufita.
-Bueno, dale- me dijo frotándose las palmas de la mano.
-¿Dale que?
-¡Pasámelo al Antuco!
Para que mierda había hablado.
Me saqué la falda de camisa y la camiseta de la cintura del pantalón. Así pude liberar la tapa de la revista.
-¡Cuidámelo hijo de puta! Mirá que Telesca salió segundo en el concurso de simpatía organizado por la revista...
-¡Gracias atorrante!
-De nada atorrante... atorrante ¡a torrar!
-Bueno... pero antes contame, por lo menos por qué, te dicen El Tres.
-Villegas ¡No rompás más las bolas!
-Viejo, pasa que todavía no quiero torrar...
-¡Entonces dejame torrar a mí!
-¡No! Porque si te torrás vos, me voy a torrar después yo.
-Y bueno ¿qué más querés?
-Tres, ya te lo dije: si me duermo esta noche, tengo miedo de morirme.
-¡Pero la concha de tu madre! ¡Si ya te lo dí al Antuco Telesca! ¿Tenés frío todavía?
Villegas tardó en contestar: “No tanto”.
-¿Viste?
-See...
Estaba empezando con los primeros trazos de lo que iba a ser un sueño, cuando el pendejo me volvió a llamar.
-¿Estás despierto?
-Ahora sí...
-Perdoname. ¿No sé por qué estoy tan cagado? Tengo miedo de...
No iba a soportar que lo volviera a decir. Era una mala señal. Por eso lo corté en seco, rumbeándolo hacia lo que él quería saber.
-‘Ta bien Villegas. ‘Ta bien. Te voy a contar como me llamo y porque me dicen El Tres.
“Mucho antes de que yo naciera, el que dijo ser mi papá, invitó a unos vagos que solían pernoctar en un deposito costero, a resguardarse del frío dentro de unos tubos que se usaban para derivar las aguas del río en el bajo de las Catalinas, cerca de un café, que estaba por Temple y Suipacha. Creo que se llamaba el Cassoulet o algo así. Era la época en que a Buenos aires le decían la Petit Paris. Según lo que me dijo mi papá, bueno, esa persona que afirmaba serlo, esos caños en su interior, tenían la inscripción de su dueño, un fabricante inglés que resultó ser mi abuelo. A. Torrent. Mi papá también se llamaba como él... La cosa es que los muchachos terminaron siendo huéspedes en los caños de la familia, por eso ellos mismos se bautizaron como los atorrantes, y asociaron el término atorrar con dormir... Por eso nosotros no nos identificamos como crotos o vagos: somos orgullosos atorrantes porque somos toda una dinastía. ¡Ah! Yo me llamo como mi papá y como mi abuelo. Soy el A. Torrent III. El Tres”.
-Pará, pará, pará- Villegas hacía señales en las tinieblas –¿Me estás jodiendo? Si tu abuelo era de guita ¿cómo es que vos y tu viejo terminaron en la calle?
Touché.
-Esa es otra historia nene. Yo ya cumplí. Te conté lo que me habías pedido. Ahora atorrante... ¡a torrar!
-No te enojes Tres, yo te creo- con esas palabras se disculpó –con los chicos siempre decimos que vos sos diferente a nosotros...
Ahí la embarró.
-¿Y se puede saber en que carajo no nos parecemos?
Villegas pensó muy bien lo que iba a contestarme.
-Vos sabes leer. Sos un tipo inteligente. Hablás bien...
-¡Dejate de decir boludeces!
-No son boludeces lo que yo digo. También lo dice la calle...
Noté como por donde deberían andar sus ojos, algo brillaba.
-Tres, yo nunca te agradecí...
-No tenés nada que agradecer.
-Por favor, dejame hablar- me madrugó –yo no hubiera durado una puta noche si vos no me tenías bajo el ala.
-¿Me estás diciendo pajarón?
“Boludo”, fue el piropo que me dedicó.
“Boludo esta bien”, asentí gustoso antes de quemar las naves.
-Le das un beso vos, después voy yo... así hasta que se termine- impuse mis reglas haciendo aparecer de uno de los bolsillos de mi andrajoso Montgomery la botella de Legui.
Yo creía que estaba medio llena.
¿La verdad? Para esa noche estaba medio vacía.
-¡Con esto y un fueguito la pasaríamos como reyes!- se había entusiasmado de lo lindo Villegas.
-See, see, un fueguito- pensé –así se entera el sereno que estamos de contrabando y viene a echarnos. O mejor. Por ahí se aparece la cana...
-Dormir en la comisaría no estaría nada mal- acotó ingenuo el pendejo.
-Prefiero el frío. Lo podés pasar, por más que sea duro. Las viabas que te dan esos hijos de puta ¡esas sí que no las aguanta cualquiera!
Recuerdo que fui generoso en nuestra miseria. Solo le di dos tragos, ni siquiera para un buche y le dejé todo el Legui para que se lo acabara. Creía que si se entonaba un poco le iba a ser más fácil conciliar el sueño.
Me desperté sobresaltado cuando escuché que algo se había caído.
El ruido retumbando en el túnel no correspondía con el envase, debí comprenderlo.
La botella al escapársele de las manos al piso no la pude ver, pero sentí cuando dejó de rodar al chocar contra mi tobillo izquierdo.
Primero pensé “por fin se durmió”.
Un segundo después, temí que hubiera pasado lo que Villegas me venía advirtiendo.
Tanteé en la oscuridad hasta encontrarlo. Lo zamarreé.
-¡Eh Tres! ¿Qué pasa?
Sus quejas me tranquilizaron. Él hizo que bajara la guardia.
La puta madre.
Todavía respiraba. El aliento a alcohol exhalaba vida.
-Perdoná pendejo, pensé que había entrado alguien.
-Bueno, tranquilo atorrante, que hiciste bien: tenía muchas ganas de mear, pero no me podía levantar... y no sé todavía si me voy a echar un garco- agregó poniéndose de pie.
-Si vas a cagar Villegas, lo único que te pido es que te limpies el culo con los dedos... ¡no me vayas a usar la foto del Antuco!
Seguro que sonrió.
-Tres, a este no sabes como lo cuido de ahora en más- me juró dándose dos palmadas en el pecho -¡En serio que da calor!
Volví a acurrucarme en mi lugar, sintiendo sus pasos mientras se alejaba. Cerré los ojos y escuché la orina de Villegas regando el suelo. Flor de meada se estaba mandando el hijo de puta.
Larga y armoniosa.
En eso divagaba entrando en vigilia; cuando, por primera vez, escuché a la oscuridad protagonista de la historia que les estoy narrando.
Por el miedo que le causó verla, el pendejo cortó de golpe el chorro.
El humo de la orina elevándose me permitió ver algo.
Solo un pestañeó.
Villegas se desplomó sobre el suelo. De ahí lo levantaron por los tobillos para furiosamente golpear con su espalda una de las paredes.
Llovieron esquirlas de polvo y reboque.
Yo me puse de pie pero quede petrificado.
Mi parálisis involuntaria sirvió para que olfateara y escuchara a esa oscuridad; mientras el pobre pendejo la saboreaba y la tocaba.
Esa oscuridad, que salía a pasear por las calles de Palermo, por arriba y por debajo de la Avenida Santa Fe, olía, se oía, sabía y se palpaba como la mismísima muerte.
No me importó nada y corrí hasta donde había quedado el cuerpo de Villegas. Tropecé con él. Clavé mis rodillas a un costado suyo y le pasé la zurda por detrás del cuello levantándole la cabeza.
Mis dedos de la mano derecha, torpes y encima potenciados por el pánico y los nervios tardaron en encender un fósforo.
La boca del pendejo delataba con su rastro de sangre que había reventado por dentro.
Asomando en su pecho, apareció inoportuno Antuco Telesca en la portada de la revista Sintonía.
La visión se me nubló por las lágrimas. El fuego se consumió y yo enfurecido me preguntaba de que carajos se estaba riendo el Antuco.
Cegado una vez más, sentí a Villegas toser saliva y más sangre.
-¿Tres?- me llamó con una voz delatándolo que estaba en las últimas -¿contame qué es la A?
-Shhhhhh... descansá pendejo, no hables...
-La A de los Torrent ¿qué significa?
Suspiré hondo.
Villegas se moría en mis brazos y yo no podía hacer nada contra eso.
-Ambrose. La A es por Ambrose.
-¿Así te llamás atorrante?
-Mi abuelo y me papá se llamaban así. Yo nací acá. En los papeles me vas a encontrar como Ambrosio Torrent.
La carcajada de Villegas lo hizo volver a toser sangre y saliva.
-¡Ambrosio!
-Si, Ambrosio nene...
-Quedate tranquilo, no se lo voy a contar a nadie...
“Lo sé”.
-¿Qué pasó Villeguitas? ¿qué pasó?
Entonces, cuando él pronunció sus últimas palabras, sentenció contra quien iba a dirigir la venganza.
-Tres... fue la noche.
“La noche me respiró en la cara”.
#BONANZA, capítulo número 1 de HACÉ QUE LA NOCHE VENGA
Felicitaciones Don F! Llegó al número que andaba buscando
-y su seguro servidor aprovecha con total impunidad su cruzada para ver si sus habituales visitantes leen algo del trabajo de uno-
Será esta una forma de salir del establecimiento de agenda de las grandes editoriales?
continuará...
Y bueno... Después de la espectácular participación de El Tres que tuvo la delicadeza de acercar al público el inicio de su aún inédita novela, no puedo darme menos que el lujo de agradecerle sentídamente y de dar el tiro del final. Ese que, creíamos, ni iba a salir.
Comentario #100. Caso cerrado.
Y que me cagó por tres minutos... como corresponde al Tres...
Best regards from NY!
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<< volvé a ficcionalista!