LO QUE CONSIDERO
Antes que nada DEBO DECIR.
Debo decir que estoy cansado del cinismo, de la superación, de la intelectualización, de la autocompasión, del escepticismo.
Debo decir, aunque resulte anacrónico, para algunos estúpido, pequeño-burgués, aparentemente ingenuo, pro-sistema (o cuanto adjetivo depreciativo se les ocurra a esos de arriba que me tienen cansado) que me sigue resultando importante ir a votar.
Debo decir que la única vez que no fui -por haber perdido el DNI- fue al plebiscito por la reforma de la Constitución provincial. Que fui en diez oportunidades, ansioso. Fui también, en dos de ellas y de motu proprio, fiscal (sin estar afiliado a fuerza política alguna).
Debo decir que, de todas ellas, estoy conforme de algunas de mis elecciones; arrepentido de otras; decepcionado del resto. Pero creo haber elegido responsablemente en cada caso.
Debo decir que hoy comentaba a quien se dispusiera a escucharme que, por primera vez, soy presa de cierta desazón frente a las posibilidades: sé a quienes no y por qué; ni idea a quienes sí, ni por qué. Mi tijera mental sigue produciendo las más extravagantes combinatorias y nada. Y que supongo que el domingo por la tarde terminaré optando por lo que había considerado posible hace ya meses, pero no sé.
POR TODO ESO, desde las cumbres de la corrección política, CONSIDERO:
Que nada puedo hacer frente a la necesidad brutal de la que son víctimas los sectores más postergados que entregarán su voto por el favor de turno.
Que me cago en los idiotas que enarbolan con orgullo su mediocridad en el peso con noventa de multa por no asistir al comicio.
Que se pueden ir a cagar quienes, desde su discurso, parecen estar por encima no de la mayoría sino de todas las opciones posibles, incluso de las que representen el mal menor.
Que se pueden ir al carajo los que creen haber obtenido un master en cinismo cuando comprendieron que voten a quienes voten es todo lo mismo.
Que se pueden hacer dar por culo los que, descreyendo del voto porque es el modo en que se legitima el sistema de expoliación, de alienación, de sumisión, no inician ya la revolución en lugar de salir a gritar contra la presencia de Bush y los mandatos del FMI.
Que se pueden hacer matar los que insisten en el discurso fascista del gatillo fácil, la tolerancia cero y la represión de los más pobres.
Que se pueden ir todos los menemistas a la concha de su madre.
Que ojalá los terminen de joder a todos los que, teniendo los medios, no tienen el más mínimo interés por saber qué mierda votan, a quién carajo están eligiendo en el quinto lugar de la lista de diputados, cómo se corta una boleta, o a dónde sorete van a parar sus votos blancos, anulados e impugnados.
Que me cago en esa enorme mayoría de argentinos que, perseverando en esa actitud de mierda que tienen, me van cagando de a poco y parejito y así se me va la vida.
Eso. Nada más.
Debo decir que estoy cansado del cinismo, de la superación, de la intelectualización, de la autocompasión, del escepticismo.
Debo decir, aunque resulte anacrónico, para algunos estúpido, pequeño-burgués, aparentemente ingenuo, pro-sistema (o cuanto adjetivo depreciativo se les ocurra a esos de arriba que me tienen cansado) que me sigue resultando importante ir a votar.
Debo decir que la única vez que no fui -por haber perdido el DNI- fue al plebiscito por la reforma de la Constitución provincial. Que fui en diez oportunidades, ansioso. Fui también, en dos de ellas y de motu proprio, fiscal (sin estar afiliado a fuerza política alguna).
Debo decir que, de todas ellas, estoy conforme de algunas de mis elecciones; arrepentido de otras; decepcionado del resto. Pero creo haber elegido responsablemente en cada caso.
Debo decir que hoy comentaba a quien se dispusiera a escucharme que, por primera vez, soy presa de cierta desazón frente a las posibilidades: sé a quienes no y por qué; ni idea a quienes sí, ni por qué. Mi tijera mental sigue produciendo las más extravagantes combinatorias y nada. Y que supongo que el domingo por la tarde terminaré optando por lo que había considerado posible hace ya meses, pero no sé.
POR TODO ESO, desde las cumbres de la corrección política, CONSIDERO:
Que nada puedo hacer frente a la necesidad brutal de la que son víctimas los sectores más postergados que entregarán su voto por el favor de turno.
Que me cago en los idiotas que enarbolan con orgullo su mediocridad en el peso con noventa de multa por no asistir al comicio.
Que se pueden ir a cagar quienes, desde su discurso, parecen estar por encima no de la mayoría sino de todas las opciones posibles, incluso de las que representen el mal menor.
Que se pueden ir al carajo los que creen haber obtenido un master en cinismo cuando comprendieron que voten a quienes voten es todo lo mismo.
Que se pueden hacer dar por culo los que, descreyendo del voto porque es el modo en que se legitima el sistema de expoliación, de alienación, de sumisión, no inician ya la revolución en lugar de salir a gritar contra la presencia de Bush y los mandatos del FMI.
Que se pueden hacer matar los que insisten en el discurso fascista del gatillo fácil, la tolerancia cero y la represión de los más pobres.
Que se pueden ir todos los menemistas a la concha de su madre.
Que ojalá los terminen de joder a todos los que, teniendo los medios, no tienen el más mínimo interés por saber qué mierda votan, a quién carajo están eligiendo en el quinto lugar de la lista de diputados, cómo se corta una boleta, o a dónde sorete van a parar sus votos blancos, anulados e impugnados.
Que me cago en esa enorme mayoría de argentinos que, perseverando en esa actitud de mierda que tienen, me van cagando de a poco y parejito y así se me va la vida.
Eso. Nada más.
16 comentario(s):
:-(
excelente.
Volví de votar. Pasé tres o cuatro veces por los bancos de ese salón despojado donde pasado los niños volverán a sentarse. Miré una y otra vez las boletas. Conté las que estaban dobladas, tiradas en el piso. Casi todas de partidos de izquierda. Las levanté. Tomé una, la doblé dos, tres veces y la metí en el sobre. Sentí sobre mi piel la regla que había guardado para cortar boleta, pero me arrepentí a último momento. No sé si está bien, si está mal, no sé.
(sigue acá)
No espero otra cosa de usted, que esta muestra de sinceridad de lusitana... un abrazo en este desamparo electoral.
PD: Es solo mi imaginacion o nos hemos cruzado en el tren, los dos yendo y viniendo, y no nos dijimos ni un puto saludo porque nos dimos cuenta ya cuando estabamos del otro lado del tiempo que TBA nos da para dudar de bajar en una estacion?
Un Abrazo.
Alejandro
Hay gente que, con no presentarse a votar, la va de "outsider". Como que la infección del sistema a ellos no les toca. Tarda piaste, my friend. Si algo ha dejado claro el capitalismo (y en su forma más descarnada, el neoliberalismo) en los tiempos que corren es que todo lo fagocita. Listo!, ya está en preproducción el reality show para buscarle cantante a Nirvana. A otra cosa con la marginalidad.
Me da bronca. Pienso en el entusiasmo de la gente que votaba en el '83 y que yo miraba con mis ojos envidiosos de 13 años, y me da bronca. Es como que, si defendés el derecho a participar, a sentirte que, aunque sea en lo interior, lográs un cambio parcial, sos naif. Bah!, sos un pelotudo.
Obvio que entiendo que, hoy por hoy, el sistema democrático no es otra cosa que la legitimación del status quo de la clase dominante. ¿Y? Mi primer voto fue en el '89. Nunca, nunca gané, en los papeles, una elección a traves de los candidatos que voté. Salvando la primera vez que opté por un partido como oposición a alguien, todas las demás elegí la fórmula que creía mejor para torcer el destino político de un país. Hasta ahora, me siguen dejando con la duda. Y eso, quiero que sepan los que no votan, es bueno. Ya sé, como diría el amigo Pérez Reverte, que todo se fue al carajo y que la historia demuestra que los hijos de puta de antes son los mismos de ahora. Pero en esta guerra perdida, me gusta ganarme alguna batalla. Sepan, pescados con abulia política, que lejos están de ser capos intelligentes outsiders del sistema. Este sistema ya les puso nombre: perdedores.
recomiendo el chiste de Tute hoy en la nación
si supiera cómo, le pondría aquí el link.
excelente post... me lo prestas para diciembre acá? saludos.
Amigo F!:
Podría decirle que en más de un punto que detalla en este post, me ha mandado a cagar, a dar por culo o alguna otra maravillosa andanada de hermosos deseos que despliega. Gracias. Yo milité, yo estuve ahí, yo puse los huevos porque concideraba que había que hacerlo, que era responsabilidad ciudadana hacerlo, yo vi como la política se volvía nepotismo corporativo, vi como mi gente elegía (y volvería a elegir y eso es lo que más duele) un Duna Okm a la educación de sus hijos. Yo hace rato que voto en blanco y mientras lo que haya sea mierda para comer, voy a seguir haciendo ayuno. Soy demócrata, se que las últimas reformas electorales llevan mis votos en blanco al limbo de la no existencia que crece el porcentaje relativo de las minorías votadas. Lo se y prefiero eso a darle el voto a fachos futboleros, a dinosaurios de izquierda que venden enciclopedias y viven del chiquitaje político, a gordas católicas, a actores radicales (todo ficción) o a Los Soprano o los justicialistas, que es lo mismo.
Ah, Jazzpol, supongo que votemos o no votemos todos somos perdedores de algún modo. Yo trato de hacerlo con estilo y Perez Reverte encantadoramente logra hacerlo con estilo, porque con guita, cualquiera es vivo.
Habrá unos que si... habrá otros que nó...
No nos desanimemos hoy con lo que nos podemos llegar a desanimar mañana...
A ver. ¿Con guita cualquiera es vivo?. Dudo seriamente, la historia y nuestro tiempo demuestran lo contrario. De todas maneras no viene al caso. La frase que le adjudiqué a Reverte se la escuché también a un indigente hace poco en la calle, solo que de él no conozco el nombre y siempre conviene ser precisos con la fuente. En última instancia, el sentido semántico es lo que cuenta, dicho por quien sea. Incluso por mi y listo.
Daría para otro post discutir si la tranquilidad económica de algunas personas invalida sus reflexiones sociales. Me parece, no se.
Supongo que mas que "todos somos perdedores de algún modo" hay "varios modos o maneras de ser perdedores". Es cuestión de como se para uno frente a la realidad, y como asume, no ya su condición de ciudadano, sino, de ser humano. No se vos, dr. No, pero yo perdedor no soy.
F! me hiciste sentir culpable...
Jazzbopol:
Me alegro entonces si sos un ganador, tus festejos siempre los he celebrado como míos (lo sabés) cuando digo que con guita cualquiera es vivo, es porque cuando nos podemos dedicar a pensar tan solo lo importante y no lo urgente, si se tiene lucidez, obvio, se la usa en cosas más profundas que ver como compro fideos y porque además, teorizar sobre el dolor ajeno es mucho más relajado que sentirlo. Algo así como ver a Manu Chao enseñándonos a ser latinoamericanos.
Con respecto a ser perdedor... mirá, si tomo en cuenta el mundo que nos ha tocado vivir y que un cambio desarrollado durante 30 años puede ser un cambio rápido para la historia y casi media vida de un tipo como vos o yo, te diría que muy ganador no se siente el clima. Ahora si vamos a psicoanalizar el concepto y llegar a la conclusión que ser perdedor es una postura retórica y saraza saza, ok. Yo también vengo ganando o empatando mucho mejor de lo pensado. Pero eso es otra historia.
Perdón, me perdí de algo? Se trata de una competencia a ver quién sufre o sufrió más?
PARE DE SUFRIR!!!
Al usuario anónimo: Me es imposible saber si te perdiste de algo y desconocía el caracter de competencia. En caso de serlo, trataré de sufrir más que los otros. Dicen que es lo que intento aparentar a menudo.
Solo quiero desirle que estoy completamente de acuerdo con usted.
El domingo 23 voté por primera vez, algo que espero desde hace tiempo y me alegra ya poder hacerlo.
un abrazo
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<< volvé a ficcionalista!